La renovación de la CECA, Fainé, Franco y Rato –Caixa, IberCaja y Caja Madrid- da una señal inequívoca de que la patronal de las Cajas se ha tomado en serio la transformación de su estructura y no limitará su actividad, como Asociación Nacional de las 45 Cajas, a su Servicio de Estudios y a una débil coordinación tecnológica y financiera.
Lo cierto es que el FROB- Fondo aprobado por el Gobierno con el apoyo del PP- sigue inédito, salvo con Caja Castilla La Mancha,-menudo fiasco parido y crecido bajo la égida de Bono. Para lo que no hayan estudiado la lengua de Homero, aclaro que la égida en la Grecia clásica era una coraza con piel de cabra, de esas que pastan por lo sembraos manchegos, mientras el viento mueve la muela de los molinos.
El fracaso del FROB es indudable, a pesar de los arreones y admoniciones del Gobernador del Banco de España, que choca con los celos y prevenciones de los políticos autonómicos que no están dispuestos a perder el poder financiero de las entidades y su utilización en el tablero económico de su región. Las leyes para blindar las fusiones supra regionales y los recursos de inconstitucionalidad contra la Ley Estatal, son los instrumentos de los Gobiernos autonómicos para evitar que les levanten del sillón de las Cajas, mucho más confortables y buen retiro después de soportar las inclemencias y maldades de la política.
A la voz de “nuestra Comunidad no puede quedarse sin su Caja que apoya el desarrollo regional y a las PYMES”, se paraliza cualquier proceso de racionalización de un modelo inviable y que ha reproducido los errores que cometió la Banca Industrial en las crisis de los setenta y los ochenta.
El Gobierno a través de la vicepresidenta Salgado, ha anunciado la reforma de la Ley de Órganos Rectores, para sacar a los cargos electos de los Consejos de Administración, con bastante ingenuidad, pues el nudo gordiano no está en los Consejos sino en la propia estructura jurídica de las Cajas y en los títulos competenciales de las Comunidades Autónomas.
Los despachos de abogados dan vueltas para superar los escollos: fusiones virtuales –SIP-conservando la estructura de las Cajas agrupadas; fundaciones tenedoras de las acciones del Banco matriz que integra a su vez las Cajas que conservan su condición de fundaciones jurídico-privados; dotar a las cuotas participativas de derechos de voz y voto, que convivirán con una Asamblea general de extracción política y un menú de soluciones para intentar vencer la resistencia de las Comunidades y entrar por el patio trasero sin producir mucho revuelo.
Sin embargo, la única reforma real y eficaz será la que identifique los derechos de propiedad de las Cajas entre las instituciones que hoy las conforman. Y seguidamente situar esos derechos de propiedad en los mercados que definirán el valor de las Cajas y reconducirán fusiones y absorciones, como se hizo con el sector bancario.
Rodrigo Rato, como vicepresidente económico, dirigió la liberalización y privatización más importante que se ha hecho en el sector público y que sirvió para modernizar nuestros actores, impulsar la internacionalización y reducir el déficit público. ¿Se acuerdan de Argentaria, Repsol y Telefónica?
Para los que se echan las manos a la cabeza y se ponen de perfil cuando se utiliza el término privatización, habría que recordarles que la Cajas ya tienen naturaleza jurídica privada y que nadie obliga a vender los derechos de propiedad. A cambio transparencia, acceso a los mercados financieros y la posibilidad de capitalización para Comunidades, Ayuntamientos y las instituciones representadas.
Si, además, el proceso se realiza con una línea caliente de comunicación Madrid-Barcelona,- ¿quién negocio el pacto del Majestic?- podríamos tener una buena noticia en nuestro sistema financiero que contar a los inversores internacionales.
¿Y si después de todo el proceso, se alumbra una fusión Caixa-Cajamadrid? ¿No se fusionaron en su día dos gigantes, como fueron el Central y el Hispano Americano que acabaron en las manos de Botín, el Messi de la Banca?
La comunicación Madrid-Barcelona tiene que ser algo más que los derbys de fútbol.