Zapatero en la “locura” y Rajoy a la espera

Ayer, en pleno desplome de la bolsa española (-5,4 por 100) por los rumores de que España va a necesitar un plan urgente de rescate financiero como Grecia, por valor de ¡280.000 millones de euros!, circularon por Madrid toda clase de especulaciones y temores. Y en ciertos ámbitos políticos y también mediáticos se llegó a decir que hace falta que Felipe González y José María Aznar hagan acto de presencia en sus respectivos partidos, PSOE y PP, ante la gravedad de la situación española y la aparente incapacidad del presidente Zapatero y del líder de la oposición Rajoy para dar una respuesta conjunta a la crisis, como lo pedía ayer el Rey don Juan Carlos.

Rumores o especulaciones financieras sobre España que un Zapatero desencajado calificó de “absoluta locura” y de “despropósito descomunal” y que en todo caso han dañado el nombre de España mientras los analistas se preguntan con bastante razón: ¿cómo va a prestar España a Grecia 10.000 millones de euros, con su gigantesco déficit, el récord del paro europeo, y cuando el Gobierno español no ha tomado ni una sola medida de alcance para frenar la crisis?

Es verdad que España no es como Grecia ni está tan mal, pero los griegos al menos tienen un presidente, Papandreu, que ha tomado graves y duras medidas, mientras en España Zapatero lleva dos años sin tomar una sola decisión de alcance para frenar el huracán que se nos viene encima y que viene precedido –como ocurre en las crisis financieras- por un gran estruendo especulador y de desconfianza como el que ayer desplomó la bolsa española. De manera que el problema de nuestro país no sólo está en las dificultades económicas y financieras de España, sino también en la incompetencia y creciente descrédito de nuestro presidente del Gobierno. El mismo presidente que ayer, cuando hace poco que su ministro de Industria, Miguel Sebastián, anunciaba recortes de ayudas oficiales a las energías renovables, desplegaba su discurso verde y renovable ante una convención de alcaldes europeos, como si nuestro presidente hubiera perdido la cabeza y no recordara lo que su gobierno acaba de cambiar.

Vamos a ver en que queda y cómo va el desplome de la bolsa española y el debate en torno a la credibilidad de España que, lamentablemente, está ligada a la credibilidad de Zapatero. Pero está claro que este país no puede seguir así, y está claro que Rajoy no debe de salir hoy de la Moncloa sin una rectificación en toda regla de la política económica de Zapatero, porque si se presta a una falsa fotografía de unidad (aunque sólo sea sobre los créditos a dar a Grecia y la reforma de las Cajas de Ahorro) pero sin el público compromiso del presidente a cambiar su política, su gobierno y sus modales autocráticos y caóticos, no sólo estaremos ante una crisis de liderazgo nacional del Gobierno, sino también de la oposición. Que es lo que les falta a los analistas internacionales para colocar la deuda española en el “cubo de la basura”, o para que se ponga en marcha una estampida de fuga de los inversores extranjeros en nuestro país, y en nuestras empresas.

Las pequeñas mejorías del paro, ventas, consumo, etcétera, los llamados brotes verdes, no son ni por asomo la solución al problema español. Y la solución pasa por un pacto de gobierno o por un gobierno de coalición entre los dos grandes partidos que ofrezca fuerza y credibilidad a los problemas económicos y sociales, que aparque la locura de los nacionalistas, y que ponga un punto de cordura a la escalada de desafíos institucionales como los que dañan la Justicia y afectan a los casos de corrupción o enriquecimientos escandalosos (de Camps y Bono, como ejemplos), entre otras muchas cosas.

Naturalmente si la bolsa se enfría y las aguas vuelven a su cauce de semanas atrás correremos el riesgo de que Zapatero y Rajoy regresen a sus cuarteles de invierno y vuelta a esperar. Pero por muchos brotes que verdes que vea Zapatero en sus alucinaciones lo cierto es que ya son muchos los españoles (y los dirigentes, militantes y votantes del PSOE) que empiezan a pensar que Zapatero es parte destacada del problema. Como algunos dirigentes del PP no acaban de ver en Rajoy la fuerza y la alternativa –en programas y equipos de gobierno- necesaria para hacer frente a la grave situación. Porque si Rajoy contara con esa fuerza y ese proyecto puede que no dudara a la hora de presentar en el Congreso de los Diputados una moción de censura que perdería en la votación pero que ganaría ante el conjunto de los españoles si hace y dice lo que hay que hacer.

De momento, hoy estamos pendientes de este encuentro en la “tercera fase” de la Moncloa a ver que sale de él. Ojalá que ambos políticos nos sorprendan por su audacia y por su sentido de la responsabilidad. Pero vistos los precedentes ese ideal se nos antoja una quimera que al día de hoy parece imposible de alcanzar.