Al principio de la Transición española se cuenta que José Ramón Lasuén, un reconocido político socialdemócrata próximo a la UCD, fue a ver a Adolfo Suárez para ofrecerse como posible ministro de su Gobierno. Una oferta que Suarez esquivó de manera un tanto cruel diciéndole : ‘no te preocupes José Ramón porque habrá globitos para todos’.
Y mire usted por donde ahora son los chinos del presidente Xi Jinping los que están esparciendo globos, supuestamente ‘meteorológicos’, sobre el espacio aéreo de los Estados y otros países.
Un ‘artefacto’ que ayer fue derribado por el ejército americano sobre el cielo de Virginia por orden del presidente Joe Biden, lo que ya veremos si tiene alguna consecuencia. Aunque, de momento, ya ha provocado la suspensión del viaje oficial a China que tenía previsto el Secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, y la protesta de Washington ante el Gobierno de Pekín al que acusan de espionaje.
Y todo ello cuando parecía que las tensas relaciones entre Estados Unidos y China empezaban a relajarse con la anunciada visita de Blinken, y después de los desencuentros agudizados por la provocadora visita de Nancy Pelosi (ex presidenta de la Cámara de Representantes USA) aTaiwan.
La que provocó unas agresivas maniobras militares de China en torno a la isla, hasta el punto que se temió por el inicio de una nueva guerra, en plena crisis de Ucrania, y con riesgo de enfrentamiento entre China y EE.UU., lo que afortunadamente no prosperó.
Como esperamos que la crisis de los globos chinos (se ha detectado otro sobre Costa Rica) se quede en incidente de menor cuantía. Aunque en el departamento de Defensa de USA y en el Pentágono se lo están tomando muy en serio e insisten en que el recorrido del globo ahora destruido estaba planificado y sobre volaba instalaciones sensibles de EE.UU.
Pero no están las relaciones internacionales, ahora centradas en la guerra de Ucrania, para más complicaciones en otras latitudes. Ni para desafíos como el que China ha lanzado con sus globos presuntamente meteorológicos que los chinos creyeron que no serían detectados por el Gobierno americano.
Porque cualquier nueva chispa de tensión o de alarma militar internacional podría empeorar más si cabe la crisis de la guerra de Ucrania. Y si la OTAN anda distraída con otros posibles conflictos o zonas de tensión, ello podría ser aprovechado por Putin para incrementar el nivel y el potencial de su agresión, en respuesta a las nuevas ayudas de armamento a Ucrania que acaban de anunciar (España incluida) varios países de la OTAN.