Pablo Iglesias, el jefe en la sombra de Podemos, está desaparecido y ahora se esconde tras la campaña basura de Podemos de camisetas y pancartas en un intento desesperado de conseguir que su partido no desaparezca de la Asamblea de Madrid y del parlamento valenciano.
A sabiendas Iglesias que un mal resultado de Podemos como el que ahora le anuncian en las encuestas le restará fuerza para intentar un acuerdo con Yolanda Díaz después de las elecciones del 28-M con vistas a las elecciones generales de mes de diciembre, donde las candidaturas de Irene Montero e Ione Belarra carecen de liderazgo y obtendrían un pésimo resultado.
Sobre todo ahora que los grandes medios de comunicación audiovisual, como son Telecinco y Antena 3 TV no les hacen ni caso (de ahí los insultos de Podemos contra Ana Rosa Quintana y Vicente Vallés).
Mientras que TVE está obligada a postergar a Podemos por la orden de la Junta Electoral y la escasa representación del partido morado en municipios y autonomías. Y lo mismo les ocurre a los de Iglesias con las televisiones regionales.
Y es en busca de ruido y de impacto mediático por lo que Podemos disfrazó a la ministra Belarra con una camiseta con foto del hermano de Ayuso, o el cartel desplegado, con la misma foto, en la calle Goya de Madrid. Lo que más que una provocación ingeniosa es la prueba de la desesperación de Iglesias y los demás dirigentes Podemos ante lo que se les viene encima el 28-M.
El PP o Vox bien podrían desplegar un gran cartel con las fotos de Belarra y Montero y la cifra de 1.000 agresores sexuales beneficiados por la ley del sí es sí.
Además, es demasiado tarde para que esta ‘pandilla basura’ de la política, que calla y huye ante las listas etarras de Bildu y el escandaloso fracaso de la Ley Montero del ‘sí es sí’, intente una remontada de última hora.
Máxime cuando toda la atención de los votantes de la extrema izquierda está centrada en Yolanda Díaz y en su plataforma Sumar, donde está por ver si Díaz acepta contaminar su proyecto con las ministras de Podemos.
O seguir ella sola y por su cuenta en la certeza de que los diputados que obtenga con Sumar le serán fieles, mientras que si incluye en sus listas y en lugares destacados a Montero y a Belarra, Iglesias volverá a meter la mano en la coalición y además le creará a Díaz un serio problema con Errejón y su partido Más País.
Iglesias de momento sigue desaparecido y puede que reaparezca con su amigo Monedero en los mítines finales de la campaña electoral. Pero llegan tarde, provocan rechazo y les será prácticamente imposible remontar.