Con una sobre dosis de optimismo y propaganda Sánchez ha dicho que las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo pueden convertirse en un ‘plebiscito’ sobre el liderazgo de Feijóo. Y ello cuando todo el mundo sabe que el plebiscito en curso es sobre Sánchez, su bacanal de favores a delincuentes de todo pelaje y sobre sus reformas del Código Penal para favorecer a los jefes golpistas catalanes Junqueras y Puigdemont.
Reformas que además le han salido a Sánchez rematadamente mal. Porque Junqueras no podrá presentarse a las elecciones y Puigdemont ahora podría resultar extraditado a España. Y porque ERC y JxC podrían convocar ahora otro referéndum y declarar de nuevo la independencia de Cataluña, sin coste penal alguno al haber desaparecido la sedición.
A Sánchez le traiciona el subconsciente porque es él y no Feijóo, cuando el PP sigue líder en las encuestas, el objeto del plebiscito nacional. Y buena prueba ello es el que si Sánchez estuviera convencido de su victoria el 28-M no habría dudado en adelantar las elecciones generales finales del mes de abril como hizo en 2019.
Pero Sánchez se ve perdedor en mayo y diciembre e intenta, desesperado, reanimar a sus ministros, dirigentes y candidatos a los que no les llega la camisa -más bien la soga política- al cuello de pensar lo que se les viene encima.
Incluso el presidente está demorando todo lo que puede hacer la crisis del Gobierno, para enviar sus ministras a la campaña electoral, por si se ve en la necesidad de romper con UP con motivo de la avalancha imparable de los beneficios penales que están recibiendo los violadores y agresores sexuales por la ley chapuza del sí es si de Montero, y que ahora ya están en el umbral de los 200 casos, y ahí incluido el del marido de Mónica Oltra.
Lo que, sumado a la indignación de las feministas socialistas, le pueden obligar a Sánchez -hasta ahora cómplice de Montero- a reformar dicha Ley lo que provocaría la ruptura con UP en el Gobierno. Y lo que por otra parte necesita el PSOE para intentar frenar su caída en las encuestas.
Y no digamos si como parece y, tras los favores de reagrupación a etarras en el Pais Vasco, empiezan a revisarse y a rebajarse las condenas de los políticos corruptos, como consecuencia de la reforma de la malversación, lo que sería el colmo y un goteo paralelo al de los violadores y los agresores sexuales favorecidos o en libertad.
Y con semejante panorama ¿se atreve Sánchez a hablar de un plebiscito sobre Feijóo? ‘Dime de qué presumes y te diré de lo que careces’ se dice en el refranero español. Pues eso es lo que le ocurre a Sánchez en su empeño por exhibir un impostado optimismo, mientras en su interior avanza de luto la procesión de un silencio estremecedor.
Como el que guardan asustados los presidentes autonómicos del PSOE García Page, Lambán, Vara, Puig y Armengol. Los que temiendo están una avalancha de votos para el PP como la que vieron en Andalucía y que ahora se podría propagar al resto de España, como sería lógico y natural a la vista de lo que está ocurriendo en Cataluña y de las ventajas a los delincuentes que facilita el Código Penal que Sánchez acaba de reformar.