Mucho se ha dicho y escrito a propósito de la moción de censura que Vox presentará este lunes en el Congreso de los Diputados y que va a liderar el catedrático emérito y antiguo dirigente del PCE, Ramón Tamames.
Pero lo esencial de está, sin duda, inusitada iniciativa política que algunos han calificado de ‘esperpento’ estará en el discurso de Ramón Tamames y en los debates de las respuestas y réplicas del presidente Sánchez y resto de los portavoces de los distintos grupos parlamentarios.
Entre los que no figura el líder del PP, Feijóo, porque no es diputado y el que ha renunciado a ser quien liderará la moción de censura contra Sánchez tal y como se lo propusieron los primeros responsables de Cs y Vox, Arrimadas y Abascal.
De manera que será Tamames quien, después de mucho tiempo alejado de la política y a sus 89 años, asumirá la responsabilidad de la censura y el riesgo -del que huye Feijóo- de semejante iniciativa. La que requiere conocer la técnica y reglamento de este tipo de debates, buenos reflejos y estar al tanto en distintas materias -políticas, económicas y sociales- del momento español porque, de lo contrario el presidente Sánchez acusará al candidato Tamames de estar fuera de la realidad.
Y también le hará falta al candidato Tamames una buena preparación física porque en el primer día del debate y según el reglamento de la Cámara para la duración de los discursos y las réplicas puede llegar y supera ocho horas. Aunque Tamames puede ahorrar tiempo con respuestas breves e irónicas a las minorías de extrema izquierda y nacionalistas que sólo lanzarán toda clase de descalificaciones y sobre todo hablarán de Vox. De hecho, Rufián propuso a sus ‘colegas’ un boicot a Tamames, lo que sería una bendición.
Sin embargo la pregunta del momento gira en torno a lo que dirá Tamames en su discurso y cual será el programa de Gobierno que debe presentar. Y todo apunta a que en el inicio de su disertación Tamames hará balance del actual ‘estado de la Nación’ y de las sufridas instituciones bajo el Gobierno de coalición de Sánchez.
Lo que debería de completar con el análisis e impacto de las muy recientes reformas e iniciativas legislativas de su gobierno que han beneficiado a un amplio y variado colectivo de delincuentes sediciosos, malversadores, violadores y agresores sexuales, y ya veremos si también a los corruptos.
Y no estaría de más que Tamames, que fue diputado del Congreso durante los primeros años de la Transición, reconociera que una buena parte de la responsabilidad original de la grave crisis institucional española está en los errores y las carencias democráticas que marcan las reglas del juego político porque en España no existe ‘separación de los poderes del Estado’ como ocurre en las primeras democracias de Occidente.
En España lo que existe existe es la sola ‘separación de las funciones de los poderes’, pero no de los poderes en sí mismos, que los acumula el jefe del Ejecutivo de turno impidiendo el control de su presidencial y absoluto poder.
Máxime después de la reforma del Poder Judicial que Felipe González hizo en 1985, eliminando la mayoría decisoria de los jueces en la elección de los consejeros del CGPJ, con lo que sometió el Poder Judicial al Ejecutivo, lo que luego no quisieron revertir Aznar, Zapatero, Rajoy y Sánchez.
Y también tras la nefasta y aún vigente Ley Electoral de listas cerradas que elimina la autonomía de los diputados que no responden ante sus electores sino solo ante el jefe del Partido al no existir circunscripciones electorales. Lo que convierte a los diputados en autómatas de sus jefes de Partido y los somete al ‘mandato imperativo’ -que prohibido está en la Constitución- de los respectivos jefes de fila.
Lo que reduce el Parlamento a un mero trámite contable de votos de unos y otros, hasta el punto que las votaciones podrían resolverse en la Mesa del Congreso sin la necesidad de debates en el hemiciclo porque los resultados de las votaciones se conocen de ante mano y casi siempre están a favor del jefe del Poder Ejecutivo.
O asea, acumulación de poderes y ausencia de controles democráticos (lo que también está afectando al llamado ‘cuarto poder’ de la prensa). Y lo que degenera en corrupción y en graves abusos de poder, como ya ocurrió con los crímenes del GAL, el golpe catalán de 2027 o en modelos de regímenes autocráticos y personalistas de poder como ahora es el caso y ocurre con Pedro Sánchez.
España necesita pues y cuando antes una reforma de su sistema político y ello debía figurar en el programa de Gobierno de Tamames. Porque obviar en el discurso y en sus propuestas está grave carencia de la ‘no separación de los poderes del Estado’ sería un serio error una vez que esta está es una cuestión esencial para entender lo que pasa en España y hay que reformar.