Cameron presidirá el gobierno

Las elecciones británicas han ofrecido a sus ciudadanos un cambio político en favor de los conservadores pero a la vez un débil cambio porque, en plena crisis económica y financiera y cuando más falta les hace un gobierno fuerte y estable, todo apunta que el conservador David Cameron podrá gobernar pero no en solitario, porque los ingleses no le otorgaron la mayoría suficiente. Y por lo tanto resulta probable adivinar que formará gobierno bien con apoyo de una minoría (los unionistas de Irlanda del Norte, por ejemplo) , o con la ayuda o la abstención de los liberales. En todo caso está claro que el partido conservador ha ganado las elecciones en votos y escaños y que su joven líder, David Cameron, ha logrado llegar, por fin, al numero 10 de downing street, despúes de trece años de gobiernos laboristas.

El gran perdedor de las elecciones es sin lugar a dudas Gordon Brown que tendrá que dejar el liderazgo de su partido, donde ya tiene serios adversarios, y que ha cargado sobre sus espaldas y con sus malos modales, la mala herencia política de Tony Blair y la mala herencia económica de la crisis que a principios de 2008 estalló en Wall Street. La que a su vez fue su oportunidad para relanzar su liderazgo pero cuyos malos resultados en Gran Bretaña ha terminado por cavar su tumba. Brown, que pronto dejará el liderazgo del laborismo inglés, esperaba un mejor resultado de los liberales de Clegg para intentar alcanzar una tabla de salvación y formar una coalición de centro izquierda, pero los resultados revelan que entre estos dos partidos no alcanzan la mayoría absoluta necesaria para gobernar.

En cuanto a la estrella sorpresa de la campaña, el liberal Nick Clegg, tenemos que decir que se ha apagado y que no ha conseguido romper el bipartidismo inglés, aunque al día de hoy podría tener frente a Cameron la poderosa llave de la gobernabilidad y la posibilidad de derribarlo en cualquier momento si el líder conservador no consigue alcanzar un gran pacto de estabilidad con las minorías de la Cámara de los Comunes para gobernar desde su mayoría minoritaria y con apoyos externos puntuales. El descarado europeismo de Clegg, en pleno estallido de la crisis griega en la UE, ha dañado gravaemente sus expectativas, al tiempo que ha provocado una mejora de las posiciones de Cameron y el retorno a la fidelidad laborista de los votantes de la izquierda que no valoraban a Brown.

De momento Gran Bretaña se presenta como un país renovado y con ciertas dificultades para gobernar y esa es una mala noticia para los ciudadanos ingleses porque provoca una sensación de inestabilidad en plena crisis económica, social y financiera. La que será el caballo de batalla de Cameron quien por fin deberá desvelar sus políticas para el recorte del déficit y otros ajustes duros de la economía lo que podría significar un tiempo de duro enfrentamiento social, como ocurrió tiempo atrás con Margaret Thatcher. Asimismo Cameron regresará a la estrecha alianza con los Estados Unidos, de la que pretendía separarse el liberal Clegg, a una clara política de gasto militar, y a una nueva etapa de posibles tensiones con la Unión Europea, dado su escaso europeismo, y empezando por los serios problemas de la emigración que desde la UE llegan a territorio inglés.

El Reino Unido ha cambiado de gobierno y de partido. La alternacia está ahí y ello tendrá consecuencias claras en ese país pero también en Europa y en la escena internacional. Aunque la prioridad será la crisis económica y financiera inglesa que, por los últimos datos, estaba a punto de sufrir el ataque de los especuladores. La victoria de Cameron podría frenar esta situación e incluso ser bien acogida en los mercados, sobre todo si empieza a tomar decisiones del máximo calado que prometió y no se queda a ver pasar el tiempo en tan compleja situación.