El titulo de la Supercopa es menor, según. Lo ganó el Barça y en la medida que creció su valoración disminuyó en Madrid. La alegría azulgrana tiene explicación no por el hecho de que con Xavi se haya ganado la primera copa, sino porque se ha conseguido derrotando y muy bien al Madrid. El fútbol vive de las emociones y no las hay superiores a lo que representan los dos grandes clubes españoles. Ahora, en el madridismo ha crecido un estado de depresión y ello no corresponde a la historia de la entidad, ni siquiera a los jugadores que ahora lo componen. Es exagerado considerar que este año no habrá títulos porque, evidentemente, el equipo ha sufrido un bajón físico y anímico importante. Pero recuérdese que no se puede hablar de la muerte madridista hasta que no se publica la esquela. Esta semana tiene la oportunidad de calmar los ánimos en Villarreal. Es partido de Copa del Rey y aunque los antecedentes más recientes pueden vaticinar nueva victoria amarilla, nunca dos partidos son iguales aunque lo disputen los mismos conjuntos y en el mismo césped.
El Barcelona fue muy superior al Madrid en la final saudí. En el triunfo barcelonista se vivió un aspecto que en Madrid no se puede disfrutar. La cantera barcelonista da jugadores como Busquets, Balde, Gavi y Sergi Roberto, por poner ejemplos. En el Madrid no hay futbolistas que inviten a pensar en los relevos de los que han llevado a la entidad a los grandes éxitos de los últimos años. Además no ha habido acierto ni fortuna en algunos de los grandes fichajes de los años procedentes.
El Madrid, que con Ancelotti ganó la Liga de Campeones, estuvo basado en quienes habían llegado a sus momentos óptimos. Junto a la baja de Casemiro ya han llegado los periodos de baja física de los más veteranos. Nos hemos cansado de aplaudir la tenida como eterna juventud de Modric, pero no parece que podamos seguir por el mismo camino. Modric jugó todos los partidos posibles del Mundial y lo acusa. Ancelotti, en la campaña anterior, ganó siempre que recurrió a los clásicos. La posible segunda alineación nunca se consolidó. Ese es el auténtico problema del Madrid actual.