El Liverpool, visita de amigos

Imagen de un Real Madrid-Liverpool

EFEImagen de un Real Madrid-Liverpool

La Liga de Campeones es el patio de su casa. Del Real Madrid, se entiende. No hay competición en la que obtenga mayores glorias y, consecuentemente, triunfos y copas. Ahora toca eliminar al Liverpool que, a mí entender, llega al Bernabéu pasaportado. Al Madrid no se le pueden tocar los costados en la competición continental. El equipo inglés lo hizo y las consecuencias no pudieron ser más funestas. Plantar cara al Madrid con alegría tiene sus consecuencias. Especialmente, porque no hay torneo en el que los madridistas no experimenten mayor reacción.

El Madrid no necesita cambios de ADN en sus equipos. Todos, de una época a otra, parecen cortados por el mismo patrón. Cada vez que se habla de las reacciones madridistas, de las noches épicas y resultados casi sorprendentes da la impresión de que se recae en el tópico. Yo que he vivido momentos tan delicados como el partido de Viena con Di Stefano en el equipo y la gran decepción de la Quinta en San Siro, ante Van Basten, Gullit y compañía, nunca he dejado de creer en sus posibilidades. La ventaja adquirida en Liverpool garantiza el pase a la siguiente ronda Únicamente cabría el desastre histórico si los jugadores salieran a contemplar el paisaje. La eliminatoria está ganada, pero ello no debe dar origen a una complacencia, al relajo que ante conjuntos como el inglés pueden ser peligrosos.

La eliminatoria tiene el interés que representan dos grandes equipos y, no obstante, acudir al Bernabéu, con maracor tan favorable, es simplemente una ocupación consuetudinaria. Ir a la Copa de Europa es entrar en el cine a ver de nuevo “Lo que el viento se llevó” o película supervista. Como decía un antiguo portero vasco cuando aparecía el león de la Metro: “Esta película ya la hemos visto”.

Posdata. El Barça proclama que sus dineros a Negreira eran un dispendio autodefensivo. La Fiscalía cualquier día nos dirá el destino de los euros pagados por la serie de presidentes azulgrana. El que esté libre de pecado que arroje su penalti fuera del área.

Sobre el autor de esta publicación

Julián García Candau

Nació en Vila-real (Castelló). Periodista.

Fue jefe de Deportes de “Ya”. Jefe de Deportes, Redactor Jefe y cronista parlamentario de “El País”. Director de Deportes de Televisión Española. Director de Deportes de la Agencia EFE. Director del diario “AS”. En la actualidad es colaborador de “Levante”.

Libros: “Santana”, “El fútbol sin ley”, “Historia de los Mundiales”, “Madrid-Barça- Historia de un desamor”, “La moral del Alcoyano”, “Bernabéu, el presidente”, “Celos, amor y muerte. Tragedias y pasiones del toreo” y “El deporte en la Guerra Civil”. Este libro el 26 de abril de 2008, el Premio de la Crítica en Valencia.

Ha colaborado en la Enciclopedia Espasa y en varios libros de diversos autores, entre ellos, “Historia de los espectáculos en España” y “Periodismo especializado”. En la actualidad es el único periodista en activo que informó de la victoria de la selección española de fútbol en la Copa de Europa en 1964. Posteriormente, asistió a las de 1968, 1980 y 2004.

Ha sido cronista de partidos de la selección española de fútbol desde 1963. Es el periodista deportivo que más crónicas ha dedicado al equipo nacional.

Ha sido enviado especial en campeonatos del Mundo de Alemania-74, Argentina-78, España-82, México-86, Italia-90, Estados Unidos-94, Francia-1998 y Alemania 2006.

Ha dirigido cursos de verano en la Universidad Menéndez y Pelayo de Santander y Juan Carlos I en Ronda, sobre cuestiones deportivas.

Ha pronunciado conferencias sobre deportes, olimpismo y lenguaje deportivo en diversas universidades españolas. Formó parte de la Comisión de Prensa del Comité Olímpico Internacional durante cinco años.

En 1975 le otorgaron el Premio Promosport en San Sebastián.

En 1989, recibió el Premio de Periodista del Año de “El Mundo Deportivo” de Barcelona.

En 1992 le fue concedido el premio Víctor de la Serna de la Asociación de la Prensa de Madrid. Es el único periodista deportivo que lo posee.

En 2006, le fue otorgada la medalla de plata el Mérito Deportivo. También fue distinguido con la Medalla del Barón de Coubertin que concede el Comité Olímpico Internacional.