El General Invierno ha sido una de las más acreditadas bazas de Moscú en su lucha contra las tropas napoleónicas y, muchos años después, para derrotar al hasta entonces invencible ejército alemán. En ambos casos la llegada del invierno ruso fue decisiva para la derrota del enemigo. Ahora, aunque sea en un escenario muy distinto, el General Invierno vuelve a estar al lado de Rusia.
Aunque a ninguno de los países implicados de una u otra forma en esta guerra les haya podido coger por sorpresa, no parece que pensaran mucho en la llegada del frío extremo con todas sus consecuencias. Es como si el invierno en Ucrania nos hubiese cogido por sorpresa, como si nadie hubiera reparado en que antes o después el General Invierno vendría en ayuda del Kremlin.
Para mí, no hay duda de que tanto Zelenski como la OTAN eran perfectamente sabedores de lo que ocurriría en Ucrania si los rusos golpearan a voluntad sus infraestructuras energéticas hasta dejar a todo el país o parte del mismo sin luz, agua, gas y calefacción. Es imposible que con tantas reuniones multilaterales y una tan alta implicación de las grandes potencias occidentales en su apoyo a Kiev, los responsables políticos y militares de medio mundo se olvidaran del invierno. Sin embargo, dado el volumen del reto y la dificultad de afrontarlo eficazmente, se habría optado por silenciar el problema.
Y así, pese a que Ucrania asegura derribar la mayoría de los drones, misiles y otros proyectiles enviados por los rusos, se acaba reconociendo que la misma capital, Kiev, pasa días enteros sin aquellos servicios esenciales para el desarrollo de una vida relativamente normal. Cuesta imaginarse en los países de la NATO lo que eso significa, pero la realidad está ahí por mucho que para la reparación de los daños haya meticulosos planes de emergencia. Nada se arregla con reproducir las imágenes de la destrucción o las lamentaciones de algunos de los muchos afectados a lo largo y ancho del país.
Con temperaturas de hasta veinte grados bajo cero, y con los servicios mínimos de pura supervivencia dependiendo del enemigo, la situación es dramática. O se avanza bastante más en la ayuda militar a Ucrania, garantizando el final de tales ataques, o tendremos unos meses terribles para el pueblo ucraniano. Eso, además, sin que quepa asegurar que tantos sacrificios acaben sirviendo para algo. Valga insistir en que siempre será poco cuanto se haga a favor de un rápido alto el fuego.