Cuando el Ejército del Aire pasó a llamarse Ejército del Aire y del Espacio estuve tentado de escribir algo contra lo que consideré, y sigo considerando, una estupidez o, si se prefiere, un cambio poco feliz. Ni disponemos del correspondiente armamento, ni hay, que yo sepa, un equipo de astronautas o cosmonautas, dentro de nuestras Fuerzas Armadas, para defendernos en una guerra de tales características. Sin embargo, la cosa no tendría demasiada importancia, quedando todo en una desafortunada promoción publicitaria. Una gratuita afirmación sin nada detrás. Pero ahora me llega la noticia del feliz lanzamiento del cohete Miura 1, español por los cuatro costados, desde una base igualmente española en Huelva, de modo que no puedo pasar por alto la buena nueva a la vez que retomar mi crítica sobre nuestro Ejército (del Aire y) del Espacio.
El acontecimiento ha sido saludado, más en unos medios de comunicación que en otros, como la entrada de España en el exclusivo club de países con acceso al espacio (El País dixit). Yo creo que no hay que exagerar. El cohete sólo alcanzó una altura suborbital (46 kilómetros) para caer al mar 306 segundos más tarde en aguas próximas a Huelva. Las expectativas habían sido llegar hasta los 80 kilómetros de la Tierra, prolongar el vuelo durante 12 minutos y, finalmente, recuperar el cohete tras su amerizaje, lo que no ha sucedido. Se confía en que a no mucho tardar haya otros Miuras capaces de poner en órbita satélites artificiales, con lo que la empresa constructora empezaría a recoger el fruto de sus esfuerzos para entrar en dicho club.
Pero es que, de otro lado, parece que el cohete no ha sido desarrollado a costa del presupuesto del Ministerio de Defensa ni de ningún otro departamento ministerial u organismo público, sino sustancialmente con los dineros de una sociedad privada, PLD Space, a la que felicitamos por ello. Ciertamente, es presupuesto indispensable para todo Ejército del Espacio disponer del adecuado armamento, pero su fabricación bien puede confiarse a la empresa privada. Los ministerios de referencia serían los competentes en materia de investigación o desarrollo industrial. Sólo después intervendría el Ministerio de Defensa por lo que hace a la utilización militar del producto, no la única ni más frecuente.
En resumen, me alegro del éxito de PLD Space, pero continúo sin entender lo de nuestro Ejército del Espacio, al menos mientras no tengamos siquiera un pequeño pelotón de astronautas que, aunque se hubieran formado en el extranjero, pudieran participar en el tradicional desfile del 12 de octubre. Yo estoy muy satisfecho con ser español, y no necesito echar las campanas al vuelo porque una empresa española haya conseguido hacer en 2023 lo que los rusos y los norteamericanos ya hicieron en los años cincuenta del pasado siglo. Alegrías sí, pero sin exagerar.