El final de ETA

Jaime Mayor Oreja, eficaz Ministro del Interior en tiempos pasados y persona poco dada a confundir al personal, teme que nos encontremos en vísperas de otra negociación entre el Gobierno y ETA. Las reacciones han sido muy críticas. Se le piden pruebas y se le conmina a presentarlas, si las hubiera, en el consabido juzgado de guardia. Naturalmente, como ha replicado el ex-Ministro, es muy difícil que en estos casos haya pruebas  propiamente dichas. Se trata más bien de indicios que justificarían su preocupación, al igual que habría ocurrido cuando denunciaba la última tregua trampa, la deriva del PNV hacia las posturas de Batasuna en el pacto de Estella o la continuación del llamado proceso de paz pese a las muertes en la Terminal de Barajas. No ha dicho que se esté preparando una nueva ronda de negociaciones sino que hay datos en tal sentido. 

Creo que sus temores cuentan con algún fundamento. Inquieta, por ejemplo, la escasa eficacia policial en la localización de Josu Ternera, un destacado etarra que –cosas veredes Sancho- llegó a defensor de los derechos humanos en el Parlamento Vasco. E igual ocurre con la permanencia de ANV en numerosos ayuntamientos, sin que se intentase siquiera su desalojo, o con la resistencia a anular la autorización del Congreso de los Diputados que, avalada luego por el Parlamento Europeo, bendice el mal llamado proceso de paz. Si en palabras del Ministro Rubalcaba “está claro que el diálogo (sic) con ETA está totalmente descartado” ¿por qué no blindarlas en sede parlamentaria?. 

Aquella lamentable aventura casa mal con estos gestos políticos de dignidad ofendida. Se vulneró burdamente la legislación penitenciaria con De Juana Chaos, se animó a los jueces y fiscales para que se mancharan las togas con el barro del camino y se insultó a los escépticos como partidarios de un Guantánamo electoral.¿Podríamos conocer las actas de aquellos encuentros? Visto lo visto, no sería impensable que, una vez debilitada aún más la bando, se optara de nuevo por un victorioso acuerdo negociado en lugar de por la rendición incondicional de los terroristas. 

El ex-Ministro entiende que lo que ocurra en las próximas elecciones municipales será la prueba del nueve para sus temores. Y es curioso  que ahora, precisamente ahora, el Gobierno anuncie una reforma de la Ley Electoral en buena dirección. Pero mientras tanto nos enteramos de que empiezan a moverse de nuevo los consabidos mediadores internacionales. Y tampoco el PNV hace oídos sordos. Demos tiempo al tiempo.