Economatos, o como descubrir la pólvora

Ione Belarra

EFELa ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra.

Antes el arbitrismo y ahora la ingeniería social son fenómenos habituales para resolver problemas complejos con soluciones fáciles. Los arbitristas proponían a la Corona medidas en pro del bienestar del estado y la ingeniería social trata de lo mismo desde la teoría. La nueva ley de vivienda o la que está a punto de aprobarse sobre los derechos de los usuarios de servicios públicos prestados por entidades privadas (el sector público no se aplica la receta) son buenos ejemplos de esa ingeniería social de pizarrón.

Si los precios del alquiler suben, nada mejor que someterlos a control administrativo: y resuelto. Si los productos alimenticios, aceite, azúcar, huevos… crecen, nada mejor que congelarlos por decreto: y arreglado. Si la energía ofrece precios elevados, una empresa municipal sin ánimo de lucro puede convertirse en suministradora de electricidad: y solucionado. Pero la experiencia empírica dice que nada de eso funciona. Promotores de ingeniería social son las gentes de Podemos que tratan de arrastrar al PSOE a esos modelos con éxito relativo.

La última ocurrencia se refiere al comercio, una actividad muy compleja, aunque parece sencilla. La propuesta-solución se llama comercios de “precio justo”. No es una idea nueva. Se les ocurrió a los jerarcas del franquismo que promovieron economatos para vender barato. También existe experiencia semejante en Cuba y Venezuela y, antes, en las economías planificadas y dirigidas de matriz comunistas. No funcionaron ni funcionan.

No obstante, bueno sería que los de Podemos pongan en marcha su iniciativa, que desde el partido o desde donde tenga capacidad para obrar pongan en marcha esos comercios de “precios justos” para atraer a los consumidores con una oferta indiscutible. El presidente de Castilla La Mancha ha dicho que se trata de una tontería más, pero merece la prueba del algodón, desarrollar el proyecto hasta sus últimas consecuencias por aquello de que nada mejor que la experiencia práctica.

Varios ayuntamientos, con el de Barcelona a la cabeza, crearon hace años comercializadoras de electricidad para suministro propio y a terceros, familias e industrias. Barcelona Energía ofrece sus tarifas al público con escasa penetración en el mercado tras años de funcionamiento. No conocemos sus cuentas (no aparecen en su página web) aunque si la tarifa que no mejora a otras comercializadoras.

Los economatos promovidos por empresas, generalmente públicas, funcionaron durante años de escasez y desaparecieron sin pena ni gloria cuando la economía se liberalizó un poco y el semilibre comercio tuvo su oportunidad. Descubrir inventos que en el pasado acreditaron ineficacia forma parte de la naturaleza de la política activista que sabe poco de historias reales. Pero que experimente, con su dinero, forma parte de sus derechos.

Sobre el autor de esta publicación

Fernando González Urbaneja

Nacido en Burgos en 1950, licenciado en Ciencias Políticas y titulado en Periodismo.

Desde 1999 hasta el año 2006 profesor asociado del departamento de Historia Económica en la Universidad Carlos III.

En la actualidad es colaborador habitual de los diarios ABC y otras publicaciones. Desde noviembre de 2003 a diciembre de 2011 preside la Asociación de la Prensa de Madrid y desde abril del 2004 hasta septiembre de 2008 Presidente de la Federación de Periodistas de España (FAPE).

Autor de los libros “Rumasa” (Planeta, 1983); “Banca y poder, la pasión por ser banquero” (Espasa Calpe, 1993); “Ética en la empresa informativa” en “Ética y empresa, visión multidisciplinar”, (Fundación Argentaria-Visor, 1997).

El Gobierno le designó en mayo de 2004 como miembro del comité de expertos para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado.

Actualmente es Decano del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual Facultad de Ciencias de la Comunicación Universidad Antonio de Nebrija.