El malabarista de La Moncloa tiene demasiados ‘bolos’ en el aire y se les empiezan a caer. Unos del Gobierno, con los escándalos e incompetencia de la ministra Montero y Ley del ‘sí es sí’ y sus peleas con la vicepresidenta Yolanda Díaz; y otros en el interior del PSOE con las certeras declaraciones del presidente aragonés Javier Lambán diciendo, ante el estupor de todos: ‘a España le iría mejor sin Sánchez’. Una verdad como un templo.
Y lo que provocó que desde Moncloa y Ferraz le llamaran indignados a Lambán, que ha tenido que salir a rectificarse así mismo después de haber dicho lo que piensa, y la verdad en línea con declaraciones suyas anteriores, y otras similares de García Page en Castilla La Mancha. Y ambas en las que se entremezclan su aparente su animadversión a Sánchez y el temor de que el sanchismo les arruine sus expectativas en las elecciones de mayo.
Pero estas rupturas de Montero y Lambán no tienen solución porque ya son 45 los delincuentes sexuales que han visto rebajadas sus condenas por la Ley del ‘sí es sí’ de Montero. Y pueden llegar y superar los 100, si no se produce una inmediata reforma de la citada Ley, a lo que por ahora se niegan la ministra y Sánchez, convirtiéndose a ambos en ‘cómplices’ de los beneficios penitenciarios (11 ya en libertad) de los delincuentes violadores, abusadores y agresores sexuales.
Lo que tampoco es novedad en un Gobierno de Sánchez que indultó a los delincuentes golpistas catalanes a los que ahora les quieren rebajar más las penas eliminando el delito de sedición, y puede que el de malversación. Y sobre lo que Lambán también opinó al decir que la situación en Cataluña no ha mejorado con Sánchez porque los separatistas siguen con ‘su hoja de ruta’, lo que es otra verdad.
Y atención a Andalucía donde se sigue a la espera de que el ex presidente de la Junta entre en prisión, lo que llevará a Sánchez a conceder un nuevo indulto a este político condenado por corrupción.
Pero nada de todo esto le preocupa al presidente Sánchez quien ha convertido la política española en algo personal, una vez que todo se reduce y está encaminado a preservar su presencia en el poder. Al margen y por encima de las instituciones y del interés general del país, desbordando los límites y las decisiones de la Justicia convirtiendo al Parlamento y al PSOE en un meros apéndices de su poder autocrático y presidencial.
Pero no se alarmen, el Gobierno seguirá sin ceses ni dimisiones hasta que se acerquen las elecciones o hasta que el Presidente decida que lo que más le conviene es mover algunas fichas para que él pueda ganar.