Ha escrito Rubén Amón, y le felicito, que en este país pronto vamos a pasar del doctor Frankenstein al conde Drácula, con Puigdemont en el papel del vampiro preferido de los que revolotean por los torreones del castillo de La Moncloa a la espera de pillar algo en el nuevo reparto del festín del poder.
Y todo ello en un tiempo funerario en el que han muerto dos artistas, Teresa Campos y María Jiménez, ha estallado Rubiales, y un niño se ha salvado de la Dana en Castilla La Mancha tras pasar ocho horas agarrado a un árbol.
Mientras, hemos sufrido torrenciales inundaciones, incendios y olas de calor más que dañinas y suficientes como para que los negacionistas del cambio climático, el ínclito Abascal y el marciano Buxadé, entre otros, pidan perdón y reconozcan su error.
Por su parte la política española sigue su vertiginosa marchar a bordo de una vagoneta sin freno en una montaña rusa de las de Vladimir Putin, y no hay día en la que no estalle una polémica o escándalo tanto en el gobierno del PSOE como en la Oposición del PP.
Partido donde muchos se preguntan dónde van a ‘encajar’, lejos de Génova 13, a Feijóo, cuando pasen las investiduras y tras decir el líder, imitando al vampiro de Waterloo, que ‘hay que buscar un encaje para Cataluña en la política territorial’, como si no lo tuviera en el Estado de las Autonomías y en la Constitución.
Lo que ha espantado a más de uno y tiene de los nervios a una mayoría del PP temerosos como están del discurso y del debate de investidura de a Feijóo en los días 26 y 27 no vaya a ser que al líder le dé por hablar en gallego, para demostrar a Sánchez que él, sí quisiera, también podría ser ‘plurinacional’ como el PNV.
Y rezando y muy recogida ella se cuenta que han visto a Isabel Ayuso en la Catedral de la Almudena musitando ante el altar mayor: ‘señor aparta de mí este cáliz’. Porque está viendo la madrileña que como esto siga así le va a tocar ‘la china’. Incluso antes de lo que se imagina si el vampiro nos regala la repetición electoral.
Vampiro que quiere sangre española, mientras Sánchez intenta tomarle el pelo y apaciguar a este Puigdemont embravecido a ver si le hace alguna rebaja de sus exigencias antes de tener que cruzar el Rubicón.
Y todo ello mientras los altos magistrados del Estado, con los ojos clavados en Pumpido, el presidente del TC, que tiene cara de traidor, se rasgan las togas ante el Rey durante la apertura del curso judicial reconociendo que la Justicia española vive un momento ‘desolador’.
Menos mal que el fiscal general, tras hablar con Sánchez, ha anunciado que ordenara a sus fiscales abrir una investigación a todos los obispos que sean sospechosos de colaborar con la ocultación de la pederastia. Lo está muy bien y satisfará tanto a la Conferencia Episcopal Española, como al Papa Francisco de Roma porque todos ellos están en el camino de la transparencia y dicen ser los primeros interesados en que resplandezca la verdad.
Porque la verdad nos hará libres por encima de todas las mentiras y promesas incumplidas con la excusa pecadora de los ‘cambios de opinión’.