En el mundo del fútbol siempre han sido mayoría quienes prefieren ganar aunque no se juegue bien. Alcanzar la belleza estética y deportiva de vencer y practicar fútbol de excelente calidad es deseo al que se puede aspirar, aunque pocas veces se llega. España derrotó a Noruega y con un marcador de los que producen cierta satisfacción. Al final lo que acaba contando son los números. La selección española, la nueva, la de Luis de la Fuente, no pudo satisfacer plenamente porque hubo demasiados minutos en los que, además de sufrir, se tuvo la inquietud de que el triunfo corría serio peligro. Noruega creó más problemas de los que cabía esperar y el seleccionador se enmendó cuando hizo los cambios y con ellos el juego varió favorablemente.
Al nuevo técnico de la Roja no se le pueden pedir explicaciones por la primera aparición en escena, pero si hay que empezar a pensar que no tenía claro cuál era el conjunto adecuado y de ahí que hiciera los relevos pertinentes. A los seleccionadores se les debe exigir que compongan un once en el que los puestos fundamentales estén muy definidos. Lo ideal, lo razonable es que haya mayoría entre quienes han de ser recitados como titulares incuestionables. A ello hay que añadir que debe definir el tipo de juego que se desea practicar para crear imagen de equipo.
La actuación de jugadores como Joselu, por su eficacia goleadora, Ceballos por el modo en que complementó el juego creativo, con Rodri cerrando filas, y Yeremy Pino llegando peligrosamente por la banda, no debe significar que entre ellos se halle la base de modo incuestionable. Evidentemente, sería locura prescindir de ellos en Escocia, porque sus apariciones merecen que les tenga en cuenta. Sobre quienes fueron sustituidos no se debe anatematizar, aunque alguno de ellos tal vez no se haya ganado presencia continua. La reaparición de Pedri, cuando se produzca, podrá influir en las decisiones del seleccionador, mas lo visto en Málaga tal vez le incline a recurrir a parte del plan B antes que en la segunda parte.
Posdata. A muchos madridistas no les sentó bien que Mbappé se quedara en el PSG. En el Bernabéu, si se da el caso, prefieren a Haaland. Los dos juntos, posiblemente, no casarían. Entre otras razones, porque no tendría mucho papel Vinicius.