Gracias al más listo de la clase, De Jong, el Barcelona derrotó al Betis en Heliòpolis. Sacó una falta en campo bético, pero con este equipo mirando a las musarañas y Balde logró el centro que permitió a Rapihnha marcar la primera diana. Gracias al más torpe, Koundé, que marcó en propia meta, los últimos instantes del partido tuvieron la emoción que minutos antes, con el segundo gol, marcado por Lewandowski no se podían imaginar. Al Barça le cuesta marcar, pero hay días en que los que su mayor problema es defenderse. Parece el signo de la temporada. Esta vez, ya en el minuto 90, echó mano de Kessie para defender el triunfo. Lo consiguió angustiosamente.
El partido requería cupos de jugadores hábiles e inteligentes. Por los andaluces estaban Kefir, Canales, Guido Rodríguez y William Carvalho. Por delante, en pos de la ocasión de gol, Borja Iglesias. Los azulgrana tenían en Busquets, Javi, Pedri y De Jong la parte fundamental de la creación de juego. Esta vez contaban con Lewandowski, pero los béticos le tomaron la medida desde que comenzó el encuentro. El polaco siempre tuvo a dos defensas encima y un tercero por si era necesario. Dado que al Barça le faltaba Dembelé no tenía los momentos de inspiración que le proporciona este y que son peligro constante para la defensa adversaria. El planteamiento de Xavi tuvo, entre otros detalles, dejar en el banquillo a Jordi Alba porque tiene más confianza en Balde. El joven canterano, no está todavía a la altura de Jordi y sin éste es más difícil encontrar ocasiones para rematar. Fue su entrada por la banda izquierda aprovechando el pase de De Jong cuando se redimió. Lewandowski, sin que le busquen por ambos lados es menos goleador. Hubo muchos minutos en que dio la impresión de que había perdido el olfato de gol. Lo encontró en la única ocasión en que pudo disparar sin que por delante tuviera espacio obstaculizado.
La ausencia de Dembelé proporcionaba a Xavi la ocasión de colocar a Raphinha para que pudiera jugar a sus anchas e incluso marcó un gol, pero en fuera de juego. Para Rapinha el partido era de examen y sacó buena nota a pesar de que se le vieron mejores intenciones que otras veces. El tanto le proporcionó más efectividad.
Los béticos que tiene en la banda entrenador que sabe por viejo y por diablo, planteó el partido que le convenía y no era otro que tratar de equilibrar el juego en el centro y buscar las contras con peligro. Que si las tuvo por las entradas de Ruibal y Luiz Henrique, pero tampoco llegaron al momento cumbre del gol. Al final echó manos de los cinco cambios porque no halló el modo de dominar la defensa azulgrana en la que Araujo alternó tal misión con la de rematar un córner que dejó a Lewandowski la ocasión para batir a Rui Silva quien había hecho en un par de ocasiones a lo Ter Stegen. Es decir, evitó un par de goles en jugadas de gran mérito. A Pedri le impidió marcar. Pedri, de nuevo, abusó de la posesión de balón. Falló una gran oportunidad por querer rematar la jugada cuando tenía solo a Balde.
Ambos equipos hicieron gran esfuerzo físico y pelearon todos los balones casi como juveniles que quieren ganar presencia. Xavi solo recurrió a dos cambios, uno de ellos a Ansu Fati, que tampoco, Ferrán Torres, igual, y Kessie que puso el músculo que tiene.