Conocer la verdad sobre la salud de los bancos

 ”Todos los Bancos habrían desaparecido arrastrados por la crisis provocada por su excesivo endeudamiento. Nosotros las hemos salvado, teníamos claro que había que hacerlo”. Quien así habla es ni más ni menos que Jean Claude Trichet, Presidente del BCE. Y ese “nosotros” son los gobiernos europeos, es decir nosotros los contribuyentes, que hemos puesto el 13 % del PIB de la UE en forma de recapitalizaciones, avales y liquidez, a disposición de los Bancos europeos.

Por eso Trichet dice no entender que los Bancos, es decir los banqueros, se sigan comportando de la misma manera después que antes de la crisis. Para Trichet, sus sueldos, sus bonus, la resistencia a volver a abrir los grifos del crédito e incluso la especulación contra el euro de algunos de ellos, son incompatibles con los valores de la sociedad europea.

Seguramente, pero no creo que les haga cambiar de comportamiento con homilías morales. Esa gente no entiende de eso, solo atienden a su beneficio y solo responden ante una fuerza coercitiva que los gobiernos dudan en emplear. Aquí tenemos sin ir más lejos a ese banquero que advierte de la insostenibilidad del sistema de pensiones cuando el va a recibir una pensión de 81 millones de euros (!!!!!!!) sin que la crisis que obliga a reducir sueldos y congelar pensiones parezca afectarle lo más mínimo. Y sin que el gobierno se anime a utilizar el arma fiscal para acabar con este despropósito.

Por eso merece la pena señalar las decisiones sobre el sistema financiero tomadas por el Consejo Europeo del pasado jueves 16 de junio.

A instancias de España, el Consejo ha decidido organizar un test de resistencia de los bancos europeos y que los resultados se publiquen a finales de julio. Es una forma de probar a los mercados que no tienen razones para dudar de la solidez de los bancos, especialmente de la de los españoles.

Un stress test consiste en simular el impacto sobre el balance y la cuenta de resultados de un Banco de una evolución negativa de la economía o de acontecimientos adversos. No son fáciles de hacer y pueden dar resultados diferentes prestarse a múltiples interpretaciones. Pero más vale una información basada sobre criterios objetivos que los rumores basados en conjeturas inverificables

Hace un ano Europa se negó a publicar los resultados de esos stress test, a diferencia de EE.UU., porque los americanos habrían utilizado criterios muy favorables para evaluar a sus Bancos y la comparación dañaría a los europeos. Los bancos alemanes, más fragilizados por la crisis de lo que se quiere reconocer, habían sido especialmente reticentes, y lo siguen siendo, argumentando incluso la prohibición legal de hacer públicos tales datos

Pero después de que el Banco de España hiciera pública su decisión de publicar los test de resistencia de los Bancos españoles, los demás países no podían seguir negándose sin estimular la especulación basada en aquello de que algo tendrán que ocultar.

De repente todos le encuentran ventajas a que sepamos cómo están nuestros Bancos. Haciendo de la necesidad virtud, bajo la presión del G7, del FMI y de la decisión unilateral de España, Merquel y Sarkozy declaran preferir la verdad al rumor.

Es una buena noticia, pero hemos perdido mucho tiempo. La recuperación de la actividad económica depende del saneamiento de los Bancos y lo primero para afrontar un problema es conocer su magnitud. Hasta ahora se había querido esperar a que mejorasen su situación antes de contárnosla. Pero como la recuperación económica no llega y sin ella la salud de los Bancos no va a mejorar más bien al contrario, la operación verdad era ya inaplazable

Razones para preocuparse no faltan. Ya en el 2009 las depreciaciones ligadas a la crisis financiera habían alcanzado 238.000 millones. Y el 31 de mayo pasado el BCE estimaba que los bancos europeos tendrían que depreciar sus activos en 195.000 millones de euros antes de finales del 2011. Además, en los Bancos de la zona euro se concentra el 70 % de la exposición al riesgo de las deudas de los países de los que desconfían los mercados. Los Bancos franceses y alemanes tienen en sus activos 780.000 millones de euros de deudas griegas, española, portuguesa e irlandesa.

El Consejo ha decidido también proponer al G 20 de Toronto dos tipos de impuestos sobre los Bancos, uno destinado a crear un fondo para financiar futuras operaciones de salvamento y otro que gravaría las transacciones financieras internacionales cuya naturaleza está por definir

Pero mucho me temo que la UE tendrá tanto éxito en Toronto como lo tuvo en Copenhague y que estos impuestos a los Bancos no se aprobaran porque muchos países emergentes, India y Brasil por ejemplo, se van a oponer porque consideran que sus bancos no han tenido ni causado ningún problema y no tienen que aplicarse ninguna penitencia. Y me parece que muchos países europeos se van a esconder tras ellos.

En materia de impuestos sobre la Banca, para que la próxima crisis no la tengan que pagar otra vez los contribuyentes, Abana nos lleva varios largos de ventaja. Los europeos, como casi siempre, han hablado mucho pero hecho poco. Solo cuatro países han hecho algo, Suecia, Alemania, Reino Unido y Francia. Pero solo en Suecia se trata de algo significativo al gravar con el 0,36 los depósitos bancarios hasta llegar a acumular el 2,5 % del PIB… en 15 años. Obama ha impuesto ya un 0,15 % del pasivo para recaudar 100.000 millones de dólares. Y España dice que no necesita aplicarlo (¿?) porque ya tenemos el Fondo de Garantía de Depósitos….

Sobre el autor de esta publicación

Josep Borrell

Ingeniero aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid, máster en Investigación Operativa por la Universidad de Stanford en Palo Alto (California, EE. UU.), máster en Economía de la Energía por el Instituto Francés del Petróleo en París (Francia), doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid en Madrid (España) y catedrático en excedencia de Matemáticas Empresariales. Trabajó siete años para CEPSA.

Desde su llegada a la política en 1979 ha ocupado diversos cargos:

Fue concejal en Majadahonda (Madrid).
Responsable de la política fiscal del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
En 1982 fue nombrado Secretario de Estado de Presupuesto y Gasto Público del Ministerio de Hacienda.
Fue Secretario de Estado de Hacienda de 1984 a 1991
En 1991, Ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente.
Estando el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en la oposición, ganó las elecciones primarias del 24 de abril de 1998.

En 2002 fue uno de los representantes del Parlamento Español en la Convención Europea encargada de elaborar el borrador de la Constitución Europea. Borrell participó dentro de ésta en los grupos de trabajo de gobierno económico, Europa social, política exterior y defensa.

De 2004 a 2007 fue Presidente del Parlamento Europeo.

De 2007 a 2009 presidente de la comisión de Desarrollo del Parlamento Europeo

Desde enero de 2010 hasta junio de 2012 ocupó el cargo de Presidente del Instituto Universitario Europeo de Florencia (Italia).

Sirvió como ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Gobierno de España entre junio de 2018 y noviembre de 2019.

Desde el 1 de diciembre de 2019 ocupa el cargo de alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea