José Ángel Iribar Cortajarena fue en el futbol español la figura que en las porterías españolas sustituyó, como mito, a Ricardo Zamora. El catalán fue denominado 'El Divino' y el guipuzcoano acabó siendo el “cojonudo”. Con este grito tras el cual se decía que como Iribar no había ninguno, se le ensalzó en los campos españoles donde su perfil deportivo y humano caló en las aficiones. Iribar ha sido homenajeado este fin de semana en los campos españoles con la negra vestimenta de sus guardametas. En cada partido los cancerberos se fotografiaron juntos para dar significado a la decisión tomada por todos los colegas del ochentón, que pudo comprobar cómo, a pesar del tiempo, se le sigue teniendo admiración y respeto.
Conocí a Iribar con más profundidad de lo que los periodistas solíamos alcanzar con los futbolistas en un viaje desde Grecia. Fuimos juntos y hablamos de lo que en aquellos tiempos no era fácil. Los futbolistas se callaban sus ideas y por supuesto, la mayoría huía de comentar sus sentimientos. José Ángel era vasco practicante. Eran años en que quienes teníamos la osadía de tapar nuestra calva con txapela teníamos algún encontronazo con gente. “Señora, yo no soy vasco, soy calvo y de Villarreal”. Fue la respuesta a una señora que me interpeló por cómo cabría mi cabeza.
Iribar tenía una gran respeto por todos los equipos a los que se enfrentaba y, por supuesto, a quienes eran adversarios y en ocasiones compañeros con la selección. Iribar fue el guardameta del equipo nacional dirigido por José Villalonga que ganó en Chamartín, a la Unión Soviética el título de campeón de Europa, primera victoria española en el ámbito internacional.
José Ángel ha vuelto a Madrid en cada ocasión en que había que dar un pésame o participar en el homenaje a un directivo. Durante muchos años ha sido la imagen del Athletic Club. Entrenó a los porteros en algún tiempo, pero su dedicación al club de San Mamés ha estado siempre en el ámbito representativo. La entidad sabía que su figura era admirada en toda España. Superó el record de internacionalidades de Zamora, pero de ello no hizo ostentación. Posteriormente, otros futbolistas han mejorado aquella cifra. Conseguirla en tiempos del “Divino” era muy complicado dado que apenas había paridos internacionales. Sucedió casi lo mismo con “el cojonudo”. Ahora, participar en cientos de encuentros con la nacional está al alcance de muchos. Yo mismo que empecé en abril de 1963, ( España,2; Escocia,6 ) ya no cuento con las veces que he escrito sobre el equipo nacional. Pero siempre recuerdo la figura humana de Iribar. Me gustaría darle un abrazo más.
Posdata. El Madrid está dedicando a varios jugadores a la noble misión de atemperar las salidas de pata de banco de Vinicius.