La compra de votos en Melilla ha sido el último incidente ocurrido en esta campaña electoral en la que, previamente, el desaparecido ministro Félix Bolaños calentó motores con su fallido intento de subir a la tribuna de la Puerta del Sol en la festividad del Dos de Mayo, lo que Isabel Ayuso impidió dejando a Bolaños a los pies de los caballos de los mamelucos de Napoleón.
Luego llegó, gracias a la investigación de COVITE, la bomba de Otegui y de sus 44 etarras camuflados en las listas electorales de Bildu, que estalló en el umbral de La Moncloa poniendo en evidencia los pactos de Sánchez con los partidos extremos y anti españoles, en el que sin duda fue el incidente más grave, y perjudicial para el PSOE de la campaña electoral.
Luego con Sánchez disfrazado de Papá Noel de primavera llegaron falsos regalos del Gobierno a los españoles que causaron más risa que asombro. Mientras Tezanos desde el CIS hacía juegos malabares para reanimar a los desencantados votantes del PSOE con el mensaje de las pueden ganar.
Y así nos fuimos acercando al final de la campaña electoral donde en un mitin playero del líder del PP, Feijóo junto al mar, nos explicó su teoría sobre el esperado final, a partir del 28-M, del ciclo político del ‘sanchismo’ que él piensa ‘derogar’, con su llamativa y elaborada disertación, o tesis doctoral, sobre el cambio en la política en la que dijo:
‘El cambio por el cambio no es suficiente aquí no se trata de cambiar un gobierno por otro, aquí se trata que, después de cambiar el gobierno, hagamos los cambios que España necesita. Por tanto no es cuestión de cambiar por cambiar. Es cuestión de cambiar para hacer cambios.’
O sea, la gallina y una nueva versión de la lectura del contrato que nos hizo Groucho Marx, en la película "Una noche en la ópera" y que empezó así: ‘La parte contratante de la primera parte será considerada la parte contratante de la primera parte...’
Y en estas estábamos cuando en la banda izquierda del Real Madrid en el estadio Mestalla de Valencia arreció una oleada de insultos racistas contra Vinícius Junior que condenaron todos los partidos y abrió un paréntesis de solidaridad con el jugador brasileño.