Bonos sociales no tan sociales

Enrique Ossorio e Isabel Díaz Ayuso

EFEPleno de la Asamblea de Madrid.

El País nos cuenta que un consejero de la comunidad de Madrid (la derecha) cobra el bono social sobre la factura eléctrica por ser familia numerosa. Una información desvelada por un medio digital hostil a esa derecha. El Mundo nos cuenta que la portavoz de Más Madrid (izquierda) también cuenta con ese bono por lo mismo. Unos y otros han dado explicaciones curiosas con el objetivo de sacudir la badana al adversario por razones electorales agravadas por la inminente cita electoral (diez semanas).

Es una anécdota menor ya que el diseño del bono eléctrico para aliviar a las familias incorporó a las familias numerosas (3 o más hijos) a la lista de beneficiarios. De manera que ambos políticos tienen derecho a recibir ese viático. Otra cuestión es la estética, que tiene que ver con la sensibilidad de cada personaje. La diputada de Más Madrid argumenta que no sabía que está beneficiada por esa ayuda. Puede ser eximente o agravante ya que a los responsables políticos cabe exigirles que gestionen bien lo propio antes de dedicarse a lo de los demás.

Al margen de la estética, que es personal, lo que estos hechos ponen de manifiesto es que algunas políticas sociales tienen serios problemas de diseño. La mezcla de burocracia y política no suele ser la mejor para políticas públicas eficaces. Y la ausencia de seguimiento y control de esas políticas para ajustarla con datos reales posteriores a su diseño brillan por su ausencia.

El dato de que las familias numerosas pueden acceder al bono eléctrico es conocido por quien se haya tomado la molestia de mirarlo. Y es conocido que haya familias numerosas que han solicitado el bono al que tienen derecho y otras que lo han obviado. Además, tampoco hay tantas familias numerosas. Parece que el diseño de la ayuda, que tiene años de vigencia, se hizo con apresuramiento y con más preocupación por el titular inmediato que por el seguimiento de la medida. No es nuevo tampoco.

Desde no pocos organismos públicos y privados, incluida la Comisión Europea, la CDE… se viene reiterando la necesidad de evaluación de las políticas públicas. La AIReF ha hecho un importante trabajo de seguimiento y recomendaciones con éxito muy relativo, ya que cumplir esas recomendaciones resulta incómodo ya que supone molestar a algunas personas favorecidas sin suficiente causa.

El despliegue de ayudas sociales por parte de las distintas administraciones (estado, autonomías, ayuntamientos y otros) es importante y no está cuantificado ni coordinado. Probablemente es insuficiente, pero también desordenado y poco eficiente.

Este incidente electoral que ha puesto de relieve la penuria de las argumentaciones de algunos políticos con mucho micrófono, debería animar a un trabajo más cuidadoso en la evaluación de políticas públicas. Dirán que no hay tiempo y que es complicado. Es cierta la complicación, tanto como la conveniencia de hacerlo.

Sobre el autor de esta publicación

Fernando González Urbaneja

Nacido en Burgos en 1950, licenciado en Ciencias Políticas y titulado en Periodismo.

Desde 1999 hasta el año 2006 profesor asociado del departamento de Historia Económica en la Universidad Carlos III.

En la actualidad es colaborador habitual de los diarios ABC y otras publicaciones. Desde noviembre de 2003 a diciembre de 2011 preside la Asociación de la Prensa de Madrid y desde abril del 2004 hasta septiembre de 2008 Presidente de la Federación de Periodistas de España (FAPE).

Autor de los libros “Rumasa” (Planeta, 1983); “Banca y poder, la pasión por ser banquero” (Espasa Calpe, 1993); “Ética en la empresa informativa” en “Ética y empresa, visión multidisciplinar”, (Fundación Argentaria-Visor, 1997).

El Gobierno le designó en mayo de 2004 como miembro del comité de expertos para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado.

Actualmente es Decano del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual Facultad de Ciencias de la Comunicación Universidad Antonio de Nebrija.