La tesis de la “minoría audaz” que conquista el poder la aplicó Lenin en la Revolución de Octubre (noviembre) cuando asaltó el poder en Rusia en aquellos “Diez días que estremecieron al mundo” que relató el periodista amigo John Reed. Lo ocurrido en el Capitolio estos días responde a la táctica de la “minoría audaz” decidida a llegar hasta un final que les convenga. Dos decenas de congresistas (5% de la cámara, 10% de los de su partido) se impusieron a la abrumadora mayoría por audacia, resistencia y tenacidad. En Rusia se llamaban bolcheviques en los Estados Unidos de hoy son trumpistas, que solo abatieron su posición cuando el jefe MAGA se lo pidió con mucha insistencia.
La minoría audaz ha conseguido cesiones inimaginables hace pocas semanas que dejan al nuevo líder republicano en el Congreso en una posición de extrema debilidad que complica sus márgenes de maniobra con la Casa Blanca y con el otro partido dominante en el Senado. Los trumpistas-bolcheviques van a conseguir cuotas de poder en las Comisiones del Congreso desproporcionadas, hasta un tercio de los asientos en alguna de las comisiones influyentes y capacidad para habilitar comisiones de investigación para complicar la vida a la administración Biden.
El éxito de la minoría audaz es evidente, pero puede ser pírrico tanto por el evidente declinar de su jefe ideológico, el expresidente Trump, como por la fatiga/irritación del resto del Partido Republicano que trata de alejarse de la minoría audaz a tanta velocidad como les sea posible a medida que los financiadores y las bases aprecien que su futuro es más que problemático.
La minoría audaz ya intentó por la fuerza ocupar la Casa Blanca hace dos años con rotundo fracaso que se dejó sentir en las elecciones del pasado noviembre. El éxito de este fin de semana no es decisivo ya que va a perturbar la vida en la colina del Capitolio durante los próximos meses, al menos hasta que empiecen las batallas de las primarias para las elecciones de noviembre de 2024.
El autoritarismo ultraconservador que encabezó Trump tocó techo con su derrota en las presidenciales, desde entonces va cuesta abajo con breve interludios audaces como el de estos días que satisfacen las aspiraciones de un tal Kevin McCarthy.