Se le veía venir y aquí está. José María Aznar ‘el hombre hombre’ del PP se ha puesto al mando de su Partido y ha abierto sus alas protectoras sobre las espaldas de Feijóo para que no se le distraiga con sus consultas opacas a JxC ni pierda el tiempo buscándole un ‘encaje’ a Puigdemont.
Una vez que está claro que, si Sánchez cruza el Rubicón de la amnistía y trae a España en calesa a Puigdemont en lugar de en un furgón blindado de la Interpol, la batalla política pasará de las musas del Parlamento de Babel al teatro de las calles de Madrid, Barcelona y de otras ciudades de España.
Pero de momento Sánchez permanece callado en espera de que mueva ficha (como en la película de Bergman ‘El séptimo sello’ y la partida de ajedrez entre el caballero cruzado y la muerte) el prófugo de Waterloo.
A ver a ver si JxC les da un respiro a Sánchez y acepta él apoyar su investidura antes de La Ley de amnistía y Puigdemont se conforma con una promesa verbal de Sánchez. El mismo Sánchez que miente más que habla y que dice ser propicio a los ‘cambios de opinión’. Y luego el tiempo, los tribunales, el TC y Dios, dirán.
O sea, que en La Moncloa quieren investidura primero y lo de la amnistía ya se verá.
Al Gobierno ‘le crecen los enanos’ de su versión particular del cuento de Blancanieves. Y ahora resulta que, a uno de los condenados de ‘la manada’ un tribunal le ha rebajado un año de cárcel, gracias a la chapucera ley del ‘sí es si’ de la incompetente ministra Irene Montero que a acabó favoreciendo a un lobo de ‘la manada’ y a otros casi 1.200 delincuentes sexuales.
Entre ellos un violador, recientemente puesto en libertad por la Ley Montero y en pleno estallido del caso Rubiales. Porque el agresor acabó -‘Se acabó’ cantaba María Jiménez- por ser detenido tras intentar violar una mujer que logró escapar del violento agresor y avisar a la policía.
Irene Montero es un cadáver político y resulta patética pidiendo a Sánchez que la vuelva a nombrar ministra de Igualdad. Y ello después que Yolanda Díaz la vetara en las listas de Sumar. Y eso que ambas dos aprobaron la Ley del ‘sí es sí’ y luego y juntas votaron en contra de su reforma.
Sánchez y Aznar han comenzado a cruzar el acero dialéctico a la espera de que mueva ficha en el tablero Puigdemont. La muerte pálida de ‘El séptimo sello’ que presume de ser muy astuta y todo un campeón, mientras que Sánchez le muestra ‘La defensa española’ y le ofrece un gambito de dama, Yolanda, como tentación.