Uno no quiere hurgar demasiado en la vidriosa cuestión de que todo un club tan importante como el Barcelona tuviera necesidad, mediante el pago de millones, de asesorarse con un muy alto cargo del arbitraje español durante años. “Algo huele a podrido en el reino de Dinamarca” que escribiría el genio británico. Sin embargo, sin prejuzgar si hubo enjuague o no, ojalá sea que no, aunque yo peque de ingenuo, resulta difícil sustraerse a la tentación de imaginar lo que habría ocurrido si el contratante del señor Negreira hubiera sido el Real Madrid al que no le hubieran pitado un penalti durante 78 encuentros.
El señor Laporta habla de “la esplendorosa historia” del Barça y de que alguien quiere calumniarlo. Puede que lleve razón en lo segundo, seguro que sí, cuando eres grande la gente va a por ti; en lo primero sólo regular. Jactándose los dirigentes blaugranas de ser un Club muy antifranquista resulta que es la única entidad futbolística que le dio DOS medallas de oro a Franco, no una, dos; resulta, además, que el franquismo le permitió recalificar Las Corts mientras que no dejó al Real Madrid hacer lo propio con el Bernabeu; luego, enemigos de los barcelonistas sacan lo de la cabeza del cerdo que le tiraron a Figo, lo de hacer mutis en un partido importante y otras menudencias poco esplendorosas.
En lo que quiero centrarme, con todo, es la reacción de prohombres barcelonistas si el tinglado Negreira le hubiera estallado al detestado Madrid. Parafraseo casi textualmente frases victimistas pronunciadas por gente conocida:
El presidente Pujol habría exclamado : El Madrid ha hecho una jugada indigna . “Y a partir de ahora cuando alguien hable de ética, de moral o de juego limpio, hablaremos nosotros, no ellos”. Luego, ¡oh cielos!, vino lo que vino.
Gerard Piqué, ¿desparpajo, búsqueda de titulares o de la presidencia culé?, habría reiterado lo que ya ha dicho: “A mi lo que no me gusta del Madrid son los valores (?) que transmite. Lo que no me gusta es ver personalidades que hay en el palco y cómo mueven los hilos de este país”. (Ahora lo entiendo, el palco del Nou Camp está atestado con la madre Teresa, la joven sueca defensora del medio ambiente, siete parados discontinuos, alguno de ellos incluso “charnego”, unos monjes budistas indigentes, seis refugiados afganos, cinco niños huérfanos que llegaron en pateras, tres ucranianos jubilados, unos exiliados salidos del paraíso venezolano y del nicaraguense, dos topmantas de Mali… y nunca se ha dejado entrar a gente como Negreira).
Xavi Hernández repetiría su convicción: “Estar en el Barça es un sentimiento y estar en el Madrid tiene ese punto de atrevimiento, osadía y chulería”. (Está claro los blancos sólo militan por fanfarronear y hacer millones, sin sentimiento, en el Barça es otra cosa, el amor al Club hace que ganen mucho menos de lo que les abonarían en el Betis o el Murcia. Messi se ha ido porque, desde niño, tiene devoción a la Virgen parisina de Notre Dame. En el club catalán está enraizado el sentimiento, en los otros Clubes sólo el vil metal y la chulería. Vinicius, Modric, Kroos, Rodrigo, Carvajal... son un buen ejemplo de esa osadía).
Guardiola: ya lo dije yo hace tiempo y lo de Negreira lo refrenda: “en realidad, si uno cuenta todas las competiciones el Madrid no es el que más títulos ha ganado”. (No se sabe exactamente a qué se refiere el bueno de Pep dado el número inalcanzable de Champions de los blancos y el impepinable de las Ligas . Estoy deseando comprobar a qué clase de cuenta de la vieja está aludiendo). Quizás al mantra crónico que repitió Cruyff: “Antes el Madrid ganaba las Ligas por decreto” (Es conocido, el franquismo no sólo seducía los árbitros españoles sino a los de La Copa de Europa. Y Di Stefano, Gento, Puskas, Kopa, Pirri, Amancio…, que no tenían sentimiento ni clase, sólo audacia y chulería…, sin enterarse.
Recordar explicaciones de Alves es inevitable : “Aquí”, en Barcelona, “no hay tanta fuerza como tienen ellos. Ni en Sevilla, ni en ningún otro lado. Todo viene del centro de España, Manejan todo, es así. No nos vamos a engañar”.
Está claro, el Barcelona es capaz de ganar cinco títulos una temporada, aunque la Liga, la Federación, el franquismo, la democracia, el PSOE, el PP, la CEOE, la Iglesia, los sindicatos, Bruselas, Julio Iglesias, la Academia de Hollywood, Soros, Tom Cruise, Vargas Llosa, Garci, la CIA y el CNI (por eso Sánchez ha sacado a los espías de Cataluña, para que no incordien) quieran impedirlo. En el centro de España se maneja todo. Excepto a Negreira, al parecer.