Apocalipsis Feijóo

Alberto Núñez Feijóo en San Sebastián.

EFEEl presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, visita San Sebastián

El 18 de junio de 2018, cuando Rajoy abrió el melón de la sucesión en el PP, Alberto Núñez Feijóo, por entonces presidente de Galicia, dijo que no con paradiña y suspense tras pensárselo por activa y por pasiva. La excusa que esgrimió para semejante capotazo fue que no quería defraudar a los gallegos ni a sí mismo.

Un gatillazo en toda regla dio paso un mes después al advenimiento de Pablo Casado como dueño y señor del trono de la calle Génova, tras derrotar a la favorita, Soraya Sáenz de Santamaría, gracias al apoyo de Dolores de Cospedal y una mayor determinación en el congreso extraordinario que lo coronó con el 57% de los votos.

Casado tardó en caer algo más que lo que dura un caramelo en la puerta de una escuela: menos de cuatro años. Después del ataque de honestidad para con su partido y contra la corrupción del líder de los populares, Isabel Díaz Ayuso, principal objeto de tal derroche, le dio matarile en dos reuniones y tres llamadas de teléfono; una de ellas, a Feijóo, que esta vez no tuvo más remedio que defraudar a los gallegos (a sí mismo, es de suponer que no) al aceptar la presidencia del PP.

El otrora moderado político gallego se tornó desde su arranque en un martillo pilón contra Pedro Sánchez y su Gobierno, en una estrategia que pasaba por el sutil mensaje de ‘ni agua’ a los socialistas y a sus socios. Y en esa estamos, con el Tribunal Constitucional renovado a palos y con el Consejo General del Poder Judicial oliendo a muerto, sin un pequeño pacto de Estado que pase por las Cortes Generales.

Cuando no son los separatistas golpistas, son los amigos de los etarras, y cuando no son los amigos de los etarras, son los separatistas golpistas. Todo ello salpicado de descalificaciones y desbarres contra el Gobierno y guiños a la extrema derecha; las discrepancias con los tardofranquistas son livianas, sin tocar mucho las pelotas.

En fin, cuanto peor, mejor, aquí, Bruselas y en los Cola-caos en EEUU, que Pedro Sánchez es un émulo de Maduro (cuánto daño le está haciendo al PP el exilio venezolano ricachón y trumpista), y que la economía no va tan bien: es pan para hoy y hambre para mañana.

Los medios afines, que son la mayoría aplastante más uno, bendicen un día y otro también esta deriva de ‘leña al mono que es de goma’ con encuestas que ríete tú de las del CIS (han patentado la supermayoría absoluta por lo civil o por lo criminal). Y descalifican políticas y personas del Gobierno y aliados por tierra, mar y aire, con fake news a portagayola, y fomentan rasgados de vestiduras de tertulianos conservadores por la mínima: todo es un escándalo, todo es un disparate, todo es que se rompe España y Puente Genil (allí, por cierto, la mejor carne de membrillo de Europa).

Pero mira por donde, aunque en teoría el PP y Feijóo iban a ganar todas las elecciones de aquí a la eternidad, el líder de los populares ajustó hace unos días expectativas la euforia en un discurso ante los barones en el arranque de la precampaña para las elecciones del próximo 28 de mayo: predijo que el PSOE va a resistir en esta cita electoral. Eso sí, quizás por convicción o simplemente para ganar tiempo, adelantó que en los comicios generales Pedro Sánchez no resistirá de la misma forma. Faltaría más, ¿no?

Huy, huy, esto me huele fatal, sobre todo cuando la segunda pata de su cita con los barones fue subrayar que asumía “la batalla de las ideas” de Isabel Díaz Ayuso, que se le está poniendo cara de Bruto a ratos y de Casio a veces. ¿Va a bendecir todas las majaronadas de la lideresa madrileña sin el filtro del sentido común?

Pero estos recientes derrotes de Feijóo tienen el origen en una comparecencia pública a principios de julio de 2022 en la que dijo, en un discurso apocalíptico, que la economía española estaba al borde de “una profundísima crisis económica, mientras el Gobierno niega las evidencias y mira para otro lado como en 2007”. Además, vaticinó que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no lograría sacar adelante los Presupuestos de 2023.

Un lince. Más de uno espera que acuse ahora al Gobierno de izquierdas de la pertinaz sequía o de los incendios para que nos asista una primavera lluviosa y sin pirómanos.

En fin, con tanto gatillazo, Feijóo va a sudar tinta para mantenerse de pie y en posición de combate con IDA respirándole malsanamente en el cogote.

Por ello, no descarto que, una vez que con VOX está todo hablado desde el pacto de Castilla-León, se lance a la desesperada a estrechar lazos (más bien a hacer pinza) con Pablo Iglesias para que Podemos le reste (y no le sume) a Yolanda Díaz, con el objetivo de echar a Pedro Sánchez. Y seguro que lo celebrarían tomando un ‘menta poleo’ en la portada de Vanety Fair, con un faldón publicitario de Ferrovial.

Sobre el autor de esta publicación

Jorge Bezares Bermúdez

Jorge Bezares Bermúdez (Guadiaro, Cádiz, del 7 de mayo de 1962) es periodista y consultor político y empresarial. Durante 28 años trabajó en el Grupo Joly, donde ejerció en su última etapa como corresponsal político en el Congreso de los Diputados. Y colaboró con Mundo Obrero, El Cocodrilo, Nueva Tribuna, Público, Viva y Campo de Gibraltar Siglo XXI. En sus artículos procura ser un defensor radical de la verdad y la tolerancia. Y, sin ningún género de dudas, es y ejerce de gaditano de Cádiz, Cádiz y de Puertatierra, sin necesidad de pasaporte.