Amnistía, ¿qué amnistía?

Amnistía, ¿qué amnistía?

EFEEl presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, toma asiento a su llegada este viernes al Congreso.

Los independentistas catalanes han impuesto el discurso de la amnistía que reclaman para que la justicia se olvide de sus dirigentes. Un asunto muy particular y personal convertido en cuestión nacional, asunto de estado, bisagra del ser o no ser de la legislatura. Todo esto es evidente y por ello la amnistía se ha convertido en el asunto del momento, al menos hasta que se sustancie la segunda investidura de esta legislatura.

Pero mientras una parte de este debate, los independentistas que reclaman, hablan sin parar y reclaman sin tasa, la otra parte, los socialistas que reinstalados en el gobierno la otorgarían, apenas ha dicho nada a lo que atenerse más allá de que pretenden la “normalización” de Cataluña; una de esas proposiciones vacías de contenido, ya que nadie es capaz de precisar qué es lo normal y qué lo anormal.

El entusiasmo con el que la segunda línea socialista entregada a Sánchez defiende su camino a la normalización catalana (la amnistía de los dirigentes separatistas) no se explica por sus convicciones, sino por sus necesidades, por sumar votos imprescindibles a la presidencia de Sánchez. Lo que defienden ahora no entraría en sus preocupaciones si tuvieran votos suficientes para prescindir de los independentistas. Así están las cosas, todo depende de lo que convenga al propio interés.

Ni Sánchez ni sus enviados pronuncian la palabra amnistía, la cuestión es superar ese marco para sustituirlo por la normalización, la pacificación, el bien superior de Cataluña. Por eso hablar de amnistía es otra proposición vacía, mientras no se concrete su significado que como en Alicia en el país de las maravillas puede significar lo que cada quiera que signifique.

Feijóo intentó que los socialistas concretaran, que Sánchez hablara. No lo consiguió y tampoco le sorprendió porque las intenciones de Sánchez son fáciles de adivinar. Los indepes, encabezados por Puigdemont, por Junqueras o Aragonés… pueden decir lo que quieran, pero cuando llegue el día y la hora (antes de que acabe noviembre) tendrán que elegir entre aceptar lo que Sánchez les diga o volver a las urnas, lo cual puede ser la peor de las alternativas para casi todos.

Sánchez sabe que para los independentistas las urnas tienen mucho peligro a la vista de las tendencias de voto e incluso de las encuestas que todos siguen escrutando. Supone dar otra oportunidad a Feijóo, jugar a la ruleta rusa. A Sánchez le queda en el caso de repetir elecciones el argumento de que resistió a las exigencias de los independentistas e insistir en el miedo a la “derechona”, postfranquista y antifeminista. Les funcionó en julio y podría funcionar en enero… aunque tiene riesgo porque no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo.

Vestir lo que los independistas llaman amnistía de lo que tenga sus efectos sin tropezar con el estado de derecho es el ejercicio que los expertos de Sánchez tratan de articular con la facundia legal de que sean capaces. Si Fernández Miranda articuló como pasar de la ley a la ley los equivalentes que rodean a Sánchez tratan de hacer algo semejante. Lo sabremos en el transcurso de pocas semanas.

Sobre el autor de esta publicación

Fernando González Urbaneja

Nacido en Burgos en 1950, licenciado en Ciencias Políticas y titulado en Periodismo.

Desde 1999 hasta el año 2006 profesor asociado del departamento de Historia Económica en la Universidad Carlos III.

En la actualidad es colaborador habitual de los diarios ABC y otras publicaciones. Desde noviembre de 2003 a diciembre de 2011 preside la Asociación de la Prensa de Madrid y desde abril del 2004 hasta septiembre de 2008 Presidente de la Federación de Periodistas de España (FAPE).

Autor de los libros “Rumasa” (Planeta, 1983); “Banca y poder, la pasión por ser banquero” (Espasa Calpe, 1993); “Ética en la empresa informativa” en “Ética y empresa, visión multidisciplinar”, (Fundación Argentaria-Visor, 1997).

El Gobierno le designó en mayo de 2004 como miembro del comité de expertos para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado.

Actualmente es Decano del Departamento de Periodismo y Comunicación Audiovisual Facultad de Ciencias de la Comunicación Universidad Antonio de Nebrija.