Las crisis existenciales de Podemos y Cs le complican y mucho a Sánchez el resultado de las elecciones del 28-M sobre las que existe en La Moncloa el secreto temor de que, bajo el tamiz de los sondeos electorales, se oculte un tsunami o avalancha de votos pro PP y en contra del PSOE.
Una parte de ellos llegados al PP desde el naufragio de Cs; y la otra parte desde las más oscuras profundidades del sector más moderado del PSOE. Dos intensas corrientes de aguas bravas que podrían acabar en las urnas del PP o en la abstención. Lo que también sería malo para el PSOE. Y, especialmente, para sus barones Page, Lambán, Puig, Vara y Armengol.
¿Hay votantes ocultos de Cs y muchos abstencionistas del PSOE que van a favorecer al PP? Esas son dos de las incógnitas a despejar dentro de seis días en el recuento final de votos del 28-M. Porque si hay tsunami pro PP, ahora que las listas de los etarras de Otegui y Bildu pueden haber impulsado el maremoto, la derrota del ‘sanchismo’ y el ‘cambio del ciclo político’, que reclama Feijóo, habrán comenzado.
Pero si no aflora el tsunami de los votos que huyen de Cs y PSOE hacia el PP y Sánchez resiste la tormenta, entonces tras el recuento electoral de la noche del 28 de mayo, TVE podrá emitirá la película de terror: ‘Frankenstein, la pesadilla continúa’.
Aunque lo más lógico sería que esas criaturas moral y democráticamente deformes que ha creado el doctor Sánchez Frankenstein, en torno a ciertos personajes como los Iglesias, Otegui y Junqueras acaben devorando a su creador.
Así se presiente gracias a la descontrolada exhibición de 44 etarras en las listas electorales de Bildu que han encendido las alarmas en La Moncloa y dejado al descubierto la sala de operaciones del doctor Frankenstein.
El que le obligó a Otegui a una tardía e incompleta rectificación con la que el jefe de Bildu reconoció el alcance y la gravedad de esas listas que habrían permanecido camufladas de no ser porque la asociación de víctimas del terrorismo de ETA (COVITE) las descubrió y las denunció.
Y entonces volvieron a agitarse las aguas de las profundidades de la política y ya veremos veremos el 28-M si con la suficiente intensidad como para que un tsunami de votos inesperados impacte con fuerza en el resultado final.