Terra
Es curioso lo bien que suenan en gallego todas las palabras de la tierra, empezando por Terra.
Hay expresiones que no encuentro en ninguna otra lengua, como “recender” que quiere decir “oler bien” utilizada por Álvaro Cunqueiro cuando escribió “en aquella misma habitación que recendía a manzana carnosa”; o “ventimperio” para el tiempo desapacible en el que se mezclan la lluvia y el viento escrito por Rosalía de Castro “en las tardes ensimismadas en lluvia y ventimperio”.
Tal vez por escribir y hablar en castellano, siendo esa mi lengua materna, no haya aprendido yo a hablar gallego, a pesar de estudiarlo nada más llegar a Galicia hace treinta años. En esto me recuerdo a mi querida suegra Carmiña que, viviendo en Estados Unidos, logró sobrevivir varios años sin pronunciar una sola palabra en inglés. En cuanto al hablar, regresó igual que se fue.
De mí, se podría decir lo mismo, pero en mi caso es peor, porque yo vivo enamorada de una lengua que no sé hablar, entusiasmada con la belleza de sus palabras que son para mí verdaderos hallazgos del idioma, como el tronzar del que hablaba José a los sarmientos “no te vayas a tronzar” cuando los ataba a la parra con “vimbios”, otra palabra maravillosa para referirse, en este caso, a las varas de las mimbreras hoy doradas por el frío como la luz de los montes cuando el sol se marcha.
¡Cuánto daría yo por saber escribir en gallego!
Hoy he decidido que, aunque no llegue ni a hablarlo como debiera, voy a estudiarlo de nuevo y, esta vez, sí, a examinarme, para tener mi título, no para nada en especial, sino para quitarme esta espina, aunque sea con un gallego académico que me consuele de no haberlo aprendido.
La razón de este cambio se debe quizás a la estupefacción que me ha causado que unas cuantas personas hayan decidido que, para presentarnos ante Europa, es mejor una canción en inglés que en una de nuestras maravillosas lenguas.
Puede que lo más valioso que tengamos en España sean las palabras.
Las palabras nos enriquecen, y las de las lenguas cooficiales todavía más porque son las más cercanas a la Naturaleza.
Tanxugueiras es un topónimo que tiene que ver con la presencia de tejones o teixugos (Meles meles), que en valenciano se llaman de la misma manera, teixugo o teixó, al igual que en catalán.
En los diccionarios canarios se lee una de las palabras más hermosas que poseemos, maresía, para el olor a mar, y que no viene en los diccionarios castellanos, donde los mares están hechos de tierra.
Renegar de nuestras palabras más ancestrales es renegar de nuestra Naturaleza.
De lo que somos, seamos de donde seamos.
Digo Terra, y huele a tierra.
Bravo por vosotras Tanxugueiras.