Llegó el verano
Al anochecer se tumban los gamos entre la avena cernida por esa brisa que sopla como un suspiro cuando acaba el día. Si pasas despacio por el camino, sin detener el coche, ni siquiera se levanta la manada y se ven, como si fueran las ramas de algún tronco caído, recubiertas del más blando de […]