Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo, de Chimamanda Ngozi Adichie
Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo. Chimamanda Ngozi Adichie. Traducción de Cruz Rodríguez Juiz. Literatura Random House. 2017. Tapa blanda. ISBN: 9788439732709. 96 págs. 5,90 €.
Los feminismos —con conceptos más o menos novedosos como radfem, transfem, pro-sex, cisgénero— viven, como es costumbre, tiempos convulsos. El necesario debate a veces deriva en agrias discusiones que tal vez hacen un favor al patriarcado. Ya saben que los discursos oficiales no muestran fisuras ni están abiertos a discusión ni exhiben sus debilidades. El caso es que para continuar creciendo, para seguir cuestionando nuestras propias ideas, para fomentar el pensamiento crítico, no está de más leer. Leer.
En su día ya les hablamos de Todos deberíamos ser feministas, de la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie. Aquel texto exponía unas nociones básicas sobre feminismo, con la aportación añadida de provenir de una voz africana, lo que rompía con otro de los discursos dominantes. Tras aquel opúsculo, Chimamanda se vio en la tesitura de tener que explicarle a una buena amiga que acababa de ser madre cómo debía educar a su hija. De aquella petición surge Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo.
A través de quince sugerencias —sé una persona plena, educadla juntos, enséñale a tu hija que los roles de género son una solemne tontería, ten cuidado con el feminismo light, enseña a tu hija a leer, enséñale a cuestionar el lenguaje, no hables del matrimonio como un logro, enséñale a rechazar la obligación de gustar, dale un sentido de identidad, fíjate en cómo tratáis el tema de su apariencia, enséñale a cuestionarse el uso selectivo de la biología como razón para las normas sociales, háblale de sexo, asume que llegará el amor, ten cuidado de no convertir a los oprimidos en santos al enseñarle sobre la opresión, háblale sobre la diferencia—, la autora africana afronta la tarea de la formación de los hijos en la igualdad y el respeto. Y de manera colateral muestra aspectos de su educación, de su cultura, que nos permiten revisar nuestra historia, la evolución del feminismo, la necesidad —o no— de plantear algunas líneas de discusión.
Cuando reseñamos la anterior “obrita” de Ngozi Adichie expresamos nuestro deseo de leer pronto alguna de sus novelas. Lamentablemente no hemos tenido ocasión. A ver si en este verano que se avecina, tan propicio a las bicicletas como a los libros gordos, conseguimos cumplir nuestro deseo.
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