La casa, de Paco Roca
La casa, Paco Roca. Epílogo de Fernando Marías. Ed. Astiberri. 2015. ISBN 978-8416251001, tapa dura, 136 págs. 16,00 €.
El paso del tiempo y la relación con el padre. No soy “spoiler” ni cultureta-snob si cito estos dos temas como ejes del cómic de Paco Roca. Los bloques de cemento que ya aparecen en la cubierta y que sirven de jardinera también los conozco yo.
Sé que este libro me ha emocionado tanto porque el autor anticipa mi vida. Ya lo estoy sintiendo: la vejez de mis padres. El final de una época que a veces entronca difícilmente con la nuestra. Como el autor, he trabajado junto a mi padre en las tareas de una casa en el campo: reaprovechando cada material y ejerciendo un poco todos los oficios. Cada edad, su tarea: empiezas trayendo herramienta, luego sujetas con un pie la escalera, luego ayudas a pintar y si aguantas, algún día harás mezcla. Sin descanso. “Es la primera vez que estoy aquí tumbado sin hacer nada” (pág. 28) dice uno de los personajes. Y yo digo: nuestros padres no hacían huertos y jardines para contemplarlos, sino para trabajarlos.
Su austeridad y carácter resolutivo nos parecían la única forma de vida. Ahora, con la distancia, te das cuenta de que no era tan habitual. Qué fácil parece ser contar esto a través de viñetas, de un encuentro entre hermanos cuando lo que se está contando reviste un dolor enorme. Este libro es dolorosamente bueno. Varias veces lo he releído, para volver a apreciar los dibujos con atención, los gestos de los personajes, las frases que tantas veces he oído “¿por qué no guardamos el coche en el garaje? porque no cabe “. (pág. 60) Tal cual.
Que lo sepas, Paco Roca, yo (porque me lo enseñó mi padre) también aprovecharía una bisagra de una puerta tirada.
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