Agendas procrastinadas...
... quién os desprocrastinará.
La sociedad occidental —además de en clases, no crean que soy negacionista— se divide entre los que prefieren el azúcar moreno y los que prefieren el azúcar blanco, los partidarios de la Nutella y los de la Nocilla (esta es una disquisición plenamente hispana) y los que empiezan el año en septiembre y los que lo hacen en enero. Yo uso azúcar moreno, tengo un candado para el bote de Nutella y empiezo el año con el curso escolar, pero desde hace mucho uso la agenda del año en curso. Como buena procrastinadora, eso sí, suelo inaugurarla a finales de enero.
Si a ustedes les ocurre algo parecido, sufren una bibliofilia galopante y aún no tienen agenda, corran a una librería antes de que devuelvan las que les quedan y háganse con la agenda literaria de Alba Editorial. La mía, envídienme, ha sido un regalo. Con efemérides relacionadas con la literatura universal y fotos e ilustraciones ad hoc, esta agenda semanal hará las delicias de cualquier amante de los libros o de un cultureta en ciernes. Ya saben que las citas —“Cuando me oigo charlar, me dan ganas de hacerme trapense”, escribió André Gide en su diario un 24 de enero de 1912— permiten fardar mucho. La preciosa ilustración de cubierta es un cuadro del sueco Carl Larsson fechado en 1912. Los textos, de Marta Salís, son interesantes e incluso divertidos. No me digan que no tiene su gracia que Goethe, a los diecisiete años, concluyera una carta con las siguientes palabras: “Buenas noches. Estoy borracho como una cuba”.
Con esta entrada doy por empezado el año, y dejo para 2017 el propósito de procrastinar menos.
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