Cubiertas 007
A James Bond le gustan los aniversarios. Esta vez sopla sesenta velas por la primera edición de Casino Royale, la novela que inició la saga. Para celebrarlo se publica Solo, de William Boyd, una nueva entrega de sus correrías por esos mundos de dios y de la reina de Inglaterra.
Los herederos de Ian Fleming (1908-1964), el padre de James, tienen fama de ser unos profesionales de la recaudación y llevan encargando secuelas desde hace años. La ristra es larga. Deaver, el penúltimo en dar vida al rey del Vesper, hizo lo que pudo por modernizarle y le propulsó, no sin esfuerzo, hasta nuestros días. Una tarea muy difícil teniendo en cuenta que los iconos populares son muy delicaditos y llevan mal los cambios (recuerden el pollo que se montó cuando se pasó del martini a la cerveza). Ahora Boyd parece que le devuelve a los 60, quizá donde mejor esté. Por cierto, cuéntennos qué les ha parecido si la leen.
Nunca he sido fan de Bond, aunque sí de las bandas sonoras de sus pelis y de las cubiertas de sus tebeos (en especial de los de Ferma) y de sus novelas. La última, gentileza de la directora creativa de Random House, Suzanne Dean, con todo el aire retro que se quiera y debiéndole algo a Saul Bass, me parece sosa.
Mucha mejor mano y mucho mejor gusto tuvo Michael Gillette cuando la editorial Peguin reeditó los títulos de 007, con motivo del centenario del nacimiento de Fleming, y le encargó el diseño de sus cubiertas. Un olé por Gillette.
Repasarlas todas es misión imposible, pero pueden curiosear aquí y aquí a ritmo de la maravillosa Shirley Bassey.
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