Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes, de Jorge Urdiales
Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes. Jorge Urdiales Yuste. Ediciones Cinca. 2012. ISBN: 978-84-15305-32-3. Rústica con solapas. 112 págs. 10 €
Uno de los escritores a los que he tenido más inquina en mi vida de lectora joven ha sido a Miguel Delibes. El hecho de oír su nombre me producía un tedio solo comparable al que causaban en mí los Santos Evangelios.
La manía por el autor de Un mundo que agoniza reconozco que, en parte, venía dada por la imposición monjil de hacernos tragar ciertas lecturas sin explicarnos su valor. Yo, además, ya tenía mis propios “santos inocentes” para contarme historias como las que él narraba, y que por entonces me parecían muy lejanas y ásperas.
Hoy, quién me lo iba a decir a mí, comparto con mi parentela un dropbox familiar que vamos alimentando con palabras deformadas y expresiones muy creativas que hemos oído siempre en casa, sacadas, precisamente, de esas historias de pueblo.
No me he dado cuenta de la importancia de esta caja virtual hasta hace poco, cuando descubrí que Jorge Urdiales, un experto en la obra de Delibes, publicaba este diccionario tan particular. Nuestros veteranos van cayendo y se llevan a la tumba un lenguaje que nosotros no volveremos a usar y que es probable que se pierda para siempre. Como dice el refrán africano: “cuando muere un anciano, se quema una biblioteca”.
Precisamente, con la idea “salvar la porción del castellano” que se produjo en una etapa sombría de nuestra historia, pero “lingüísticamente muy rica en Castilla”, el profesor Urdiales ha dado forma a este pequeño estudio. Al recorrido por la obra de Delibes, se suma el trabajo de campo por algunos pueblos de Castilla y León para recoger casi mil quinientos términos (muchos de ellos no registrados en el DRAE, claro) en relación al “léxico popular-rural”, la idea que lo vertebra.
Este catálogo razonado de localismos demuestra, como dice su autor, que el lenguaje es un hecho comunitario y vivo, y que puede que si las palabras se conocen no se olviden.
Tal vez este diccionario y la exposición en el museo ABC Patria Común sirvan para reconciliarme con D. Miguel. Quién sabe.
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