La ‘libretita’ de Cospedal
No es casual, ahora que salen humo y algunas llamaradas en el Palacio de La Moncloa, que haya aparecido en el diario ‘oficial’ El País el contenido de una de las grabaciones que el ex comisario Villarejo le hizo a Cospedal en el tiempo en el que la política manchega ocupaba la ‘Secretaría General’ del PP y tenía contratado en secreto y a su servicio al inefable Villarejo.
Pero ‘lo cortés no quita lo valiente’ y la coincidencia no impide calificar de bochornoso e impresentable el comportamiento de una Dolores Cospedal que, además de ser abogada del Estado, ha ocupado innumerables cargos públicos -y varios de ellos a la vez- como los de: diputada regional en su tierra de Castilla La Mancha conde fue presidenta autonómica, además de Diputada en el Congreso, y Senadora, por la vía autonómica. Y Secretaria General del PP y ministra de Defensa.
Las conversaciones de Cospedal y Villarejo no tienen desperdicio y dejan en la peor evidencia a esta ambiciosa política que pretendió convertirse en la presidenta del PP como la sucesora de Mariano Rajoy, tras la moción de censura de junio de 2018, lo que afortunadamente para el PP no prosperó.
Porque ganó Pablo Casado en la final frente a Soraya Sáenz de Santamaría, la íntima enemiga de Cospedal -‘se tiraban los maridos a la cabeza’ escribió por aquel entonces Manuel Martín Ferrand-, o sea que de buena se libró el PP si llegan ha hacer presidenta a Cospedal y luego salen estas grabaciones de Villarejo.
Unas grabaciones, que pueden volver a encausar a Cospedal, en las que se aprecia el intento -luego fallido- de Cospedal y Villarejo de impedir que se publicaran los llamados ‘papeles de Barcenas’ -que ella llama ‘la libretita’- de doble ‘contabilidad’ del PP, sobresueldos en ‘dinero negro’ a dirigentes del partido y corrupción de empresarios que financiaban al PP en pago por los favores políticos recibidos.
Unas charlas donde Cospedal se despacha a gusto con Esperanza Aguirre y otros dirigentes del PP como Javier Arenas al que quería espiar ‘baratito’, según su marido López del Hierro, íntimo del comisario. Y donde se revela el como Cospedal mete la mano en el ministerio de Interior, que dirigía Jorge Fernández Díaz, para manipular informes policiales, motivo por el que se puede reabrir la posible imputación de Cospedal en el procedimiento judicial de la operación Kitchen.
Es verdad que en todas partes cuecen habas y en el PSOE también, pero lo de escuchar a Cospedal en su salsa y con Villarejo grabándola a placer es todo un espectáculo irrefutable de corrupción política del más alto nivel.