Siempre nos quedará Nadal
En este país donde desde hace ya bastante tanto tiempo en el que mandan las desgracias -ayer la pandemia del covid, a la que muchos ya daban por acabada, alcanzó la cifra de 382 muertos en un solo día- son pocas las noticias buenas y positivas que levantan el ánimo de los españoles.
Y de entre ellas y por enésima vez, una importante victoria de Rafael Nadal en cuartos de final del Open de Australia, donde derrotó al bronco tenista canadiense Denis Shapovalov.
Lo que ocurrió con un marcador final favorable al español de 6-4, 6-4, 4-6, 3-6 y 6-3, en un partido a cinco set de 4 horas y 8 minutos en el que Nadal sufrió un golpe de calor. Del que se repuso, además de soportar una actitud bronca y nada deportiva del adversario que acabó el encuentro destrozando su raqueta contra la pista.
La mayoría de los comentaristas deportivos han hablado de la ‘épica’ de Nadal y su asombrosa remontada final cuando, tras perder el tercero y el cuarto set, el canadiense parecía encaminarse hacia una victoria que no fue para él sino para Nadal con un rotundo 6-3.
Lo explicó muy bien un genio de la raqueta como lo es John McEnroe -el siete veces campeón del Grand Slam- subrayando que Nadal, una vez que perdió el tercer set y que acusaba molestias estomacales, dejó pasar el cuarto set para descansar y jugárselo todo en la última manga del partido como finalmente ocurrió y venció.
También habló McEnroe de la fortaleza mental del español -que en octavos de final superó siete bolas de tie break para cerrar el primer set frente a un desesperado Mannarino-, la fuerza mental que sin duda alguna es una de las mejores armas del español que nunca da un punto o un partido por perdido, y lucha como un jabato hasta el final.
Ahora en semifinales espera a Nadal el italiano Berretini, un gigante de gran potencia con el que el español competirá para llegar a la tan deseada final australiana. Donde seguramente le esperará el ruso Medvedev en un partido que sería histórico si Nadal se alzara con la victoria porque lograría así su 21 Grand Slam por delante de los 20 de Federer y Djokovic.
Un partidazo el de la posible final con Medvedev que aún tiene por delante el escollo de Berretini y que ya veremos si también las secuelas del golpe de calor que ayer sufrió Nadal. El que por otra parte no hace mucho tiempo que salió de una larga lesión que lo mantuvo alejado de las pistas de tenis los últimos seis meses y de la que parece recuperado.
Por todo ello, la llegada de Nadal a las semifinales del Open de Australia ya es de por si toda una proeza del mallorquín. Una hazaña encomiable que no será difícil de olvidar.