En el nombre de Dios
Aún retumban en la prensa inglesa las palabras que el pasado miércoles le dedicó en el Parlamento al primer ministro Boris Johnson el diputado del partido conservador Leo Amery, rememorando el histórico desplante de un antecesor en Westminster cuando le espetó al ‘premier’ Chamberlain: ‘en el nombre De Dios ¡váyase!’.
Algo así le podrían decir ahora en el Congreso de los Diputados al presidente Sánchez desde los escaños de la Oposición, e incluso desde los partidos de su alianza Frankenstein.
Y con la rudeza que le caracteriza al pedigüeño PNV, esto es más o menos lo que ha venido a hacer Andoni Ortuzar con Pedro Sánchez, negando su apoyo a la reforma laboral y diciéndole al Gobierno y a Sánchez: ‘¡váyanse al carajo!’ Le faltó lo de ‘en nombre de Dios’ porque en el PNV son muy católicos y no les gusta tomar ‘el nombre de Dios en vano’.
La política española está enloquecida y Pedro Sánchez no levanta cabeza, por más masajes que le da Tezanos, ‘gratis et amore’ con encuestas manipuladas del CIS donde se empieza a reconocer que Cs se hunde, pero no se dice hacia donde van sus votantes.
Y Sánchez se está quedando muy solo en el Gobierno frente a Podemos tras el desafío del ministro Garzón y en el Congreso con la estampida de sus aliados del combo Frankenstein que se niegan a apoyar la reforma laboral.
Y todo ello le pilla a Sánchez en plenas elecciones de Castilla y León, y en las vísperas de unos comicios adelantados de Andalucía. Y sin Iván Redondo en La Moncloa y con la pandemia y la crisis económica dando vueltas sin parar a su alrededor. Lo que todavía podría empeorar para Sánchez en el caso de un mal resultado del PSOE en la noche electoral del 13 de febrero en Valladolid.
Sin embargo todo lo que sube baja y conocida es la capacidad de resistencia de Sánchez, sobre todo ahora que el presidente tiene en su poder los PGE y al alcance de su mano el botón de un posible cambio de Gobierno sin ministros de UP. E incluso la posibilidad de disolver las Cortes y de anunciar el adelanto electoral de alcance nacional si Sánchez se creyera la última encuesta del CIS que le otorga al PSOE una clara ventaja de siete puntos sobre el PP.