La violencia sigue en Cataluña
La violencia de la que los golpistas catalanes provocaron en la víspera del referéndum ilegal de 1-O de 2017, durante esa consulta y en las vísperas de la declaración de independencia de Cataluña el 27-O del mismo año sigue vigente en Cataluña.
Y está propiciada por los llamados comandos CDR desde que Quim Torra asumió la presidencia de la Generalitat, desde donde el propio Torra les ha dicho a esos comandos -donde se integran parte de su familia- que deben ‘apretar’ tal y como lo anunció hace unas semanas.
Y resulta escandaloso que el Presidente de la Generalitat de Cataluña que es quien debe garantizar el orden público en esa Comunidad Autónoma sea el promotor de una violencia constante que ha causado decenas de heridos y graves destrozos en ciudades y en propiedades privadas.
Lo que ha conducido, como ahora se ve, a enfrentamientos entre los jefes policiales de los Mossos y el propio presidente de la Generalitat. Y lo que, por otra parte demuestra que el golpe de Estado continúa vigente y que el orden constitucional no se cumple en una Cataluña donde su presidente jalea la violencia.
Todo ello confirma la estrecha relación entre el golpismo y la violencia y justifica el delito de rebelión que la Fiscalía y la Acusación Particular les imputan a los procesados en el juicio del golpe catalán que comenzará su vista oral el próximo mes de enero.
Pero si esa violencia, impulsada desde la Generalitat, continúa y amenaza con la muerte de ciudadanos pacíficos, no que no hay que descartar, en ese caso será el Gobierno de Pedro Sánchez quien deberá asumir el control de la seguridad en Cataluña por encima de la Generalitat y de su consejería de Interior.
Y si a pesar de ello la violencia continúa Sánchez deberá proponer, llegado el caso, y aprobar en el Senado, con apoyo del PSOE, PP y Cs, la aplicación en Cataluña por segunda vez del artículo 155 de la Constitución, como ya lo están pidiendo los líderes de la Oposición, destituyendo a Torra y a todo su Gobierno y disolviendo el Parlament hasta que se den las circunstancias de normalidad.