Lección de Mattarella al rey Felipe VI y a Rajoy
El rey Felipe VI y el presidente del Gobierno Rajoy nunca debieron haber firmado el decreto por el que se nombró presidente de la Generalitat a Quim Torra un fascista, xenófobo, enemigo de España, proclamado defensor de la República catalana y violador de la legalidad. Pero bajo el mandato de Rajoy el desistimiento constitucional del Gobierno de España en Cataluña ha sido (con el encubrimiento de la corrupción del PP) algo habitual.
Y por ello Rajoy cedió ante Torra y ‘obligó’ al rey Felipe VI (que debe estar harto de Rajoy) a firmar un infame decreto que ha convertido al tal Torra en él representante del Estado español -del que reniega- en Cataluña. Lo que es un grave error que se habría podido subsanar recurriendo a la autoridad que emana del artículo 155 de la Constitución que Torra no quiso acatar.
Pues bien desde la Presidencia de la República de Italia que ostenta Sergio Mattarella nos acaba de llegar una lección magistral porque Mattarella, en uso de sus funciones constitucionales, ha rechazado el nombramiento como ministro de Economía de Italia de Paolo Savona. Un declarado enemigo de la UE, que había sido propuesto como consecuencia del pacto de Gobierno hallado entre La Liga del Norte y el Movimiento 5 Estrellas y cuya presencia en el Gabinete ponía en riesgo la permanencia de Italia en el euro.
Naturalmente, la decisión de Mattarella ha incluido la retirada de su apoyo al pretendido primer ministro Giuseppe Comte que había confirmado a Savona y ello conduce a Italia a unas nuevas elecciones generales.
En España y desde que comenzó el desafío catalán llevamos años con un continuo abandono de las responsabilidades constitucionales por parte de Mariano Rajoy. El que consintió: la Consulta independentista del 9-N en el otoño de 2014; la aprobación en el Parlament de las dos leyes ilegales de referéndum y desconexión de España, los pasados días 6 y 7 de septiembre; que se celebrara el referéndum ilegal de independencia del 1 de Octubre; la proclamación de la independencia catalana en el Parlament el 27 del mismo mes de octubre de 2017 y, recientemente, la delegación de voto de Comin y Puigdemont para que Torra fuera investido presidente catalán.
El pasado 3 de octubre de 2017, el rey Felipe VI le exigió a Rajoy en un serio discurso (aplaudido por la gran mayoría de los españoles) que repusiera el violado orden constitucional. Y a Rajoy semejante y público reproche del Jefe del Estado le sentó a cuerno quemado y desde aquel momento se enfriaron las relaciones entre el Rey y el Presidente.
Pero parece claro que el monarca no se atrevió a decir no, como debió, a la firma del decreto de nombramiento de Torra que era legalmente mucho más justificable que negar la publicación en el boletín catalán de los nombres de los consejeros prófugos o presos propuestos por Torra.
La tensión del rey Felipe VI con Rajoy se remonta al proceso fallido de la investidura propuesta por el monarca de Pedro Sánchez en marzo de 2016, y desde entonces ha existido una cierta tirantez y mutua desconfianza. De ahí el interés con el que se sigue en el Palacio de la Zarzuela la moción de censura de Sánchez contra Rajoy, cuyo desenlace está por ver a sabiendas que la marcha de Rajoy no le causaría ningún disgusto al Rey.