Las urnas y el CNI
Puigdemont ha presumido que ya tiene las urnas y bien escondidas para la celebración del referéndum ilegal del 1-O. Urnas que son un instrumento para la consumación de un delito -probablemente de sedición a nada que los promotores jaleen en la calle la consulta secesionista- y cuya compra y pago habrá que investigar por si semejante operación se hubiera llevado a cabo con dinero público, lo que conduciría al delito de malversación.
Pero ¿dónde están las urnas? Matarile, rile, rile. Pues eso lo debe saber el director del CNI general Sanz Roldán, su ‘infiltrada’ en el Gobierno Soraya Sáenz de Santa María y la Guardia Civil que imaginamos es el cuerpo que debe interceptar semejante ‘alijo’ y abrir la correspondiente investigación sobre su procedencia y pago.
Porque si Puigdemont ha burlado al CNI en semejante operación tendremos que deducir que los espías -a los del CNI no les gusta nada que se les llame espías- o agentes encargados de velar por la unidad nacional han fracasado y actuado en línea con las actividades de Mortadelo y Filemón y no como los agentes especiales (007) al servicio de su Majestad.
Sobre todo porque desde que el CNI tiene a su disposición la Ley Orgánica 2/2002 del 6 de mayo, que permite las escuchas y espionaje de todo orden con la sola autorización de un magistrado ‘especial’ del Tribunal Supremo. Ley de dudosa constitucionalidad como lo denunció el eminente jurista Enrique Gimbernat en un artículo publicado en El Mundo y titulado ‘La vida de nosotros’ en alusión a la excelente película de Florian Kenckel ‘La vida de los otros’ sobre las andanzas de la Stasi en la antigua Alemania Oriental.
Es decir, con dicha Ley, el CNI tiene barra libre en asuntos de Estado y una enorme capacidad indagadora. Y además en el caso de las urnas han tenido todo el tiempo del mundo para investigar todos los preparativos del 1-O que son cuestión crucial y fundamental para poner en marcha las actuaciones legales y constitucionales contra el referéndum secesionista e ilegal.
O sea, que Puigdemont tiene escondido un ‘alijo’ de urnas, o puede incluso que dos para despistar a la policía, y Roldán y Soraya siguen a dos velas y sin saber dónde están escondidas, de dónde llegaron y quién las pagó.
De manera que seguimos a oscuras y poniendo paños políticos calientes mientras en España crece la indignación por la pasividad del Gobierno -de momento solo se dan pellizcos de monja- frente a la chulería de la banda de Puigdemont. La que ahora se niega a darle al Gobierno información sobre los funcionaros que están encargados de la gestión y gastos del gobierno catalán.
En todo caso está claro que el dinero es en Cataluña el talón de Aquiles del proceso secesionista y de sus principales protagonistas. Como también lo es el mando y el control de los Mossos de Escuadra. Pero claro para todo esto hace falta un gobierno que tome decisiones firmes y un CNI eficaz que, entre otras cosas, encuentre las urnas a gran velocidad.