Ahora resulta que se quieren
Creíamos que, como dijo Íñigo Errejón, el segundo congreso de Podemos en Vistalegre iba a acabar en un duelo al sol en O.K. Corral entre él y el líder del partido Pablo Iglesias. Pues bien después de tirarse los trastos del catálogo de Ikea a la cabeza y de pelearse en público con declaraciones y manifiestos ahora resulta que los dos cabecillas de Podemos se quieren ya se escriben cartas de amor. Y pronto empezarán los besitos y los abrazos para que en los tendidos de Vistalegre se escuchen palmas sevillanas y los presentes griten: ¡Unidad! Pero no se fíen.
Hay quien dice que la pelea de Iglesias con Errejón es un truco mediático para llamar la atención. Pero no es así. La cosa viene de lejos de cuando la investidura de Pedro Sánchez que Errejón quería apoyar o permitir con la abstención, para echar a Rajoy y al PP del poder.Pero Iglesias ya estaba en otra cosa, en el 'sorpasso' al PSOE con la ayuda de IU y del PP, porque Iglesias y Rajoy se 'retro alimentan' el uno al otro y son aliados tácticos a su pesar porque el objetivo de ambos es el mismo: hundir al PSOE.
La prueba está en que, si Podemos se hubiera abstenido en la investidura de Sánchez del pasado 4 de marzo, Rajoy habría dejado la Moncloa en Mayo y ahora no estaría hablando por teléfono con Trump.
Ahora bien, a Iglesias no le faltan razones -y eso que no conoce de la misa la mitad- cuando acusa al PSOE de falsa izquierda al servicio de los poderes económicos y otros asuntos inconfesables como los de González, Cebrián (que ha perdido la cabeza), Fandi y otros personajes de la farándula de la llamada 'izquierda social liberal'.
Lo malo de Iglesias es que no tiene un proyecto político y económico realista para el conjunto del país y en el marco de la Unión Europea. Y en eso si que podría ayudarle Errejón si es que de verdad quieren ambos derrotar al PSOE cuando se presente la ocasión.
Pero de momento los dos están enfrentados por sus diferentes estrategias y la lucha por el control del poder. Lo que para Iglesias debe ir unido, mientras para Errejón, que sabe que perdería la batalla de la secretaría general, son cuestiones separables para así recortarle las alas a Iglesias y ponerle un corsé del que difícilmente se pueda escapar. O sea, de momento seguimos en O.K. Corral. Iglesias en el rol de Wyatt Earp y Errejón mas bien en el de Billy 'el niño' lo que anuncia un enfrentamiento sin piedad.