A Pablo Iglesias no le gusta casi nada de esta España
Ahora dice el líder de Podemos Pablo Iglesias que no piensa asistir a la fiesta de la Constitución del próximo día 6. A lo mejor ocurre que el hombre se va de puente a descansar un poco después de la trepidante actividad política que ha desarrollado en los últimos meses. Sin embargo tenemos la impresión de que a Iglesias no le gusta casi nada de esta España nuestra que pretende gobernar, imaginamos que después de llevar a cabo unos profundos cambios constitucionales.
Bueno, Iglesias está en su derecho de protestar y de rechazar todo lo que no le gusta de España. Ni la Fiesta Nacional del descubrimiento América, ni el día de la Constitución, ni la apertura solemne de las Cortes, e imaginamos que tampoco la bandera, ni el escudo de España, ni el himno nacional (en esto del himno estamos de acuerdo), etcétera.
Bueno, si ni siquiera le gustan muchas de las cosas que propone Errejón pues imaginen todo lo demás. Lo extraño de esta actitud estriba en que tampoco, y ni siquiera por coherencia, Iglesias se ha presentado como el abanderado de la III República, porque imaginamos que considera que aún es pronto para desenfundar esa propuesta y que antes tendría que derrotar al PSOE.
Desde la derecha más profunda le dicen: 'pues si no le gusta España ¡que se vaya a Cuba!'. Pues tampoco lo descarten, porque si este Pablo se cansa de caerse del caballo perdiendo elecciones y de estrellarse frente al PSOE el día menos pensado se marcha a la Universidad de La Habana y se instala en un bohío en Floridita a tomarse unos mojitos junto al mar de Hemingway y a bailar unas rumbitas mientras le escribe poemas de amor a una mulata de ojos rasgados y verdes.
Si es de vacaciones o para pasar una temporada de sosiego a Cuba -ahora sin Fidel- se irían muchos españoles. Ahora bien para hacer política en esos lares eso sería otro cantar porque allí si tocan las fanfarrias desde 'El Morro' para convocar la fiesta nacional ¡ay del que no asista! porque no le salvará ni la diosa Yemayá ni su compadre Babalú.
A Iglesias no le gusta casi nada de esta España y por eso la quiere cambiar. Pero para los cambios constitucionales necesita los dos tercios de los votos del Congreso de los Diputados y eso no lo conseguirá. Es una quimera, algo inalcanzable como ocurre con la paradoja de Zenón en la que se asegura que Aquiles nunca alcanzará a una tortuga en una carrera si le da algo de ventaja por pequeña que sea, porque el tiempo y el espacio son divisibles hasta el infinito.
O sea, que Pablo Iglesias está en plan Sánchez para decir a todo que no. Y ahora se ira de puente porque no le gusta nada esta Constitución que es la que ampara su escaño y su política posición.