Los cuatro jinetes de la investidura
"Helo, helo por do" van los cuatro jinetes de la investidura a lomos de sus corceles blanco, rojo, negro y bayo camino del palacio de la Zarzuela a cuyas puertas un ciego, llamado España, canta coplas populares y pide limosna de amor a los caballeros displicentes que pasan de largo y con la mirada puesta en el infinito para no tener que saludarse entre ellos.
No en vano se detestan entre si y solo piensan, como la madrastra ante el espejo mágico, que hacer y que decir para presentarse ante los suyos como soberbios empecinados que no dan su brazo a torcer. En realidad lo único que les preocupa es culparse los unos a los otros del fracaso de los pactos, que es lo que harán cuando salgan del despacho del Rey sin acuerdos mientras en la chimenea del palacio aparece la ‘fumata negra’ del fracaso institucional.
‘Perded toda esperanza’, reza un cartel a las puertas del Infierno de Dante y al pelo viene la alusión porque ayer se creyó que la rebelión catalana contra el Tribunal Constitucional iba a facilitar los pactos de investidura y formación de Gobierno. Alguien llegó a decir eso de ‘no hay mal que por bien no venga’, o aquello de ‘así se las ponían a Felipe VI’, como anunciando que la carambola del pacto estaba hecha gracias al disparate catalán.
Pero no, esos caballeros que montan los corceles hacia Palacio no son ni mucho menos Don Quijote, Amadis, Lancelot o Tirant. Sus rostros cubiertos por la celada están mas cerca de la Apocalipsis que de la esperanza y todavía nos van a dar unos cuantos días de bloqueo en la España institucional, aprovechando que los ciudadanos se han ido al mar. Pero volverán morenos y negros de indignación, sin un euro para el otoño y decididos a salir a la calle de espontánea manera en señal de protesta contra esta clase política de muy baja calidad, poco talento y ninguna capacidad para pactar ni para gobernar.
Ayer seguían echándose las culpas los unos a los otros. Rivera con el falso discurso de ‘si’ a Rajoy por abstención y ‘no’ por voto favorable, Sánchez empeñado en que Rajoy vaya a la investidura para votarle no, Iglesias diciendo que él es de izquierdas y los demás de derechas y Rajoy tocando el violón a la espera de un milagro del Papa Francisco. El que se ha ido a Cracovia con su juventud divino tesoro y que no quiere reconocer que la Yihad es una ‘guerra santa’ contra el infiel y contra las otras religiones como se acaba de demostrar con el degollamiento del cura Jacques Hamel en la Normandía francesa.
En corceles fueron a la Zarzuela los cuatro jinetes de la investidura y regresarán a lomos de cuatro borricos en señal de su olímpica tozudez. Y, a partir de ahí y mientras los catalanes inician por su cuenta su fuga de España sin que nadie les pare los pies, veremos que dice el pueblo cuando se produzca el regreso masivo del caluroso descanso estival y nos acerquemos a unas terceras elecciones.
Las que en el caso de convocarse deberían contar con otros cuatro cabezas de cartel, a ser posibles con nombres de mujer, Ana Pastor, Susana Díaz, Inés Arrimadas y Carolina Bescansa. A fin de cuentas si Hillary Clinton gana las elecciones presidenciales en Estados Unidos y Angela Merkel y Therese May gobiernan en Alemania y Gran Bretaña pues mejor que en España tengamos en la presidencia del Gobierno a una mujer, mientras en Francia ojalá que encuentren pronto a una Juana de Arco, porque lo de Marine Le Pen es para echarse a temblar.