Barcelona y Real Madrid
Lo llaman ‘el clásico’ y no sabemos de dónde le viene ese clasicismo al partido de fútbol de este fin de semana entre Real Madrid y Barcelona, dos grandes rivales y posiblemente los dos primeros clubes del mundo. Pero el espectáculo está en marcha y las pasiones a flor de piel porque la gente está harta de política y de los políticos. Máxime ahora que ya saben que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son más de baloncesto, ese deporte de gigantes de color donde España también hace sus pinitos gracias a los Gasol.
Rajoy es del Madrid y está de capa caída porque le crecieron los enanos del déficit público y sus dos extremos Montoro y De Guindos que nos habían prometido el cumplimiento de los objetivos marcados por la UE ahora recogen velas y les echan la culpa a las Autonomías y la hepatitis C. Sobre todo a Cataluña donde Puigdemont se va a estrenar en el palco del Camp Nou, a ver si le da un poco el aire y abandona esa tristeza que le embarga desde que llegó a la Generalitat.
La verdad es que de un tiempo a esta parte el desafío catalán está de capa caída y los secesionistas amagan pero no dan, enredados como están en los tribunales de la desobediencia constitucional y el 3% de los Pujol. Mientras en la capital del Reino los podemitas y sus aliados siguen con la matraca del ‘derecho a decidir’ que nunca existió ni va a existir.
Pero en la política española de un tiempo a esta parte todos juegan de farol. Iglesias renuncia a una vicepresidencia que no tiene, Sánchez se ve cada día mas cerca de la Moncloa, Rivera asegura que prefiere unas nuevas elecciones y Rajoy dormita en el sofá blanco de la Moncloa a la espera de que alguien le llame por teléfono, porque como declaró una vez a un falso Puigdemont radiofónico, tiene mucho tiempo libre.
En realidad y como ocurrió en Cataluña con la investidura y el final de Artur Mas todos esperan el apretón final de últimos días o las últimas horas. Y eso es lo que le mantiene a Pedro Sánchez en la esperanza de una abstención final de Podemos para que Iglesias lo deje gobernar con Ciudadanos, y se sienten en el gobierno de España un presidente madrileño y un vicepresidente catalán.
Y eso es también lo que mantiene en vilo a Rajoy, porque si Sánchez entra en Moncloa como Atila en su caballo el PP saltará por los aires en un santiamén.
Quedan cuatro semanas de abril que se nos van a hacer muy largas. Pero eso es lo que hay aunque en la primera se hablará del ‘clásico’ y de los goles y los triunfos de los tridentes respectivos, Messi, Suárez y Neymar por un lado y Cristiano, Benzemá y Bale por el otro. Y todo lo demás palidecerá porque a partir de ahora y durante unos días solo manda el balón. Y menos mal, porque lo de las ruedas de prensa y las idas y venidas de los profesionales del poder empieza a ser agotador.