El nuevo look de Rajoy
Anda Aznar tirando los palos, porque no le salen los golpes, en el campo Sur de Golf de Guadalmina (Marbella, Málaga), donde el expresidente tiene una bonita mansión y donde chino de la coleta blanca, I. González, tiene el famoso ático que dice que compró a un testaferro de Delawere, con baño turco, incluido, en la terraza. Y puede que esos golpes fallidos se deban a su desazón porque en los últimos dos años Aznar ha descubierto a un nuevo Rajoy que en poco o nada se parece a aquel otro que fue su fiel colaborador.
Tan es así que a Aznar se le atribuye, meses atrás, un comentario en el que dijo: ‘este no es el Rajoy que yo conocí’. Y puede que sea verdad, porque su llegada a la presidencia del Gobierno lo ha empujado mentalmente a decirse asimismo: ‘voy a ser yo’. Y a fe que lo está consiguiendo con su desesperante inmovilismo y con su capacidad infinita de destruir a sus adversarios en el PP y fuera del PP.
Por ejemplo, tras su llegada al poder han ido despareciendo o palideciendo en la escena política el propio Aznar, Rato, Mayor, Cascos, Aguirre, Pizarro, Acebes, etcétera en lo que afecta al PP. Como han caído Rubalcaba, Pere Navarro, Patxi López, (se le está desinflando también Rosa Díez) y Pujol. Y hasta el Rey Juan Carlos también se marchó durante el mandato de Rajoy quien, a buen seguro, no fue ajeno a semejante abdicación.
Mariano es el rayo que no cesa desde el inmovilismo total y a la vez destructivo. Sin embargo las cuentas de la recuperación de la economía ya no le salen tan bien como antes, por causa de la gran deuda, caída de las exportaciones y por el riesgo de la deflación. Y puede que el espejismo del turismo le de, a la vuelta del verano, en lo del paro un sofocón, como se lo están dando a España y a la UE el estancamiento alemán, francés e italiano, lo que no ayudará nada a nuestro país como pronto se verá.
Pero Rajoy sigue ahí y se prepara para el otoño caliente catalán y el estreno de la nueva oposición de Pedro Sánchez y Podemos. Y falta por ver si, como ha prometido y se lo recomiendan todos sus asesores, en septiembre veremos a un ¡nuevo Rajoy¡ un político más político que tecnócrata, más audaz, con iniciativas y con más ganas de pelea y de arriesgar.
Puede que incluso con un nuevo look, sin la barba rala que no le va y le envejece, con un tinte de peno más moderado, con otra montura de gafas mas al estilo de Hollande, e incluso con trajes más modernos, corbatas sin espantosas rayas, y con chaquetas de sport y zapatos italianos, que es lo que debería hacer Mariano si de verdad quiere presentarse ante los ciudadanos como renovado y con energía suficiente para abordar los muchos problemas del país.
Pero ¿quién le puede asesorar a Rajoy en todas estas cosas? Está claro que Arriola no sabe, visto como viste su santa esposa Celia Villalobos, y en su casa doña Viri tampoco es la más elegante del Gobierno y del PP, y Moragas, el filipino, va hecho un Adán y Sorayita tampoco se sabe vestir. O sea ¿quién es el fino estilista de Rajoy? No se sabe, pero alguien habrá que le pueda aconsejar.
Lo que está claro es que así ya no puede seguir, ni con esa facha ni con ese Gobierno que se cae a pedazos, ni con ese continuo empeño de huir de los medios, del Parlamento y de la Sociedad. ¿Cuántas ciudades de España ha visitado Rajoy desde que llegó a la Moncloa? Visitar de verdad pocas, solo minutos y en campaña electoral. Y además se le aparecen en sueños los ectoplasmas de Bárcenas, Matas y Fabra que dicen desde sus celdas: ¡Marianooo sácanos de aquí! Y Mariano se toma un valeriana y a dormir.
La clave está en la acción pero también en la presencia lo que son, sin dudas, dos retos y dos carencias de Rajoy. Se dice que habrá sorpresas a la vuelta del verano. Veremos si eso es así para que al menos Aznar recupere el buen humor y el swing.