Llegaron las lluvias
Llegaron las lluvias, por fin aparece el agua que ha de limpiar el ambiente enrarecido de este país donde ayer estalló la sentencia de Estraburgo contra la doctrina Parot, lo que permitirá la salida de presos etarras y de otros delincuentes en los próximos meses. Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva, a ver si se empapan las calles y el agua se lleva el barro de esta infamia y también de la corrupción.
Vamos a ver si este regalo del cielo protector arregla las cosechas que parecían perdidas por el otoño seco y traicionero. Si brotan setas en los bosques abrasados por el fuego, si los pájaros negros de mi terraza dejan de comerse los madroños, si los árboles se visten de amarillos, ocres y rojos, si brota el monte mediterráneo y corren alegremente los regatos. Si suenan las gargantas de la Sierra de Gredos y si las riadas se llevan los malos augurios y las penas que inundan el país, mientras el gobierno disimula y nos dice que la sangre de la crisis no llegará al rio, a cuyas orillas han llegado, rodando, millones de lágrimas de los desamparados.
Estamos a la espera de una lección magistral sobre el agua que viene de nuestra admirada Mónica Fernández-Aceytuno, para que nos ilumine sobre la importancia de las lluvias y la necesidad de guardar tan preciado tesoro que con tanta facilidad, a veces por las feroces riadas o por los acuíferos secretos, se nos escapa o se filtra hacia el mar, como la vida misma de las coplas de Manrique.
Adivina, adivinanza, ¿cuántos litros por metro cuadrado han de caer en el palacio de la Moncloa para que, inundado, Rajoy salga por fin de su guarida? En el Palacio Real llueve sobre mojado porque el monarca entra y sale del ‘taller’ de las rótulas de cadera con demasiada facilidad, mientras que en el palacio de las Cortes las tormentas pondrán a prueba otra vez las goteras, que a veces solo son una excusa para que ‘sus señorías’ -los diputados- se den un garbeo por el bar. Los palacios están mojados y las chabolas y los refugios de los desahuciados están inundados y gélidos como el Portal del Belén, a donde pronto viajará el Papa blanco y rojo, llamado Francisco que también agradece el regalo del cielo, que por lo menos impedirá el vuelo rasante de los cuervos sobre la plaza de San Pedro.
Noviembre puede ser un mes lluvioso y sobre todo pre electoral porque los partidos han comenzado a engrasar -esperemos que no con los ungüentos de Bárcenas, el Guerrero de los ERE o del Palau de Millet- la maquinaria electoral con vistas al año 2014 que los pregoneros de la Moncloa anuncian como año de bienes. Para esa cita pre electoral -al Parlamento de la UE en junio del 2014- lo que va quedando del PSOE se ha dado cita en una convención sin primarias porque Rubalcaba quiere aguantar en el cargo hasta el final. También ha montado su congreso UPyD con una Rosa Díez, vestida de Morgana, que se niega a pactar con el joven Albert Rivera en el papel de Lancelot. Si los del centro emergente no se entienden entre ellos, imagínense los del PSOE y del PP. Y los de CiU que no saben qué hacer, si la Entesa con ERC, si cada uno por su lado, o si poner a Guardiola al frente de la secesión.
Llegan las lluvias para mojar los campos de fútbol y dar un poco más de velocidad al balón ahora que volvemos a la Champions en la ronda donde el Barça visita al Milán del Berlusconi del bunga bunga, ahora caído en manos de la ley. El Real Madrid recibe a una ‘vieja señora’ llamada Juventud, el Atlético visita Viena y la Real Sociedad se acerca temerosa a Old Trafford donde le espera el Manchester. Pero el plato fuerte estará el sábado en el Camp Nou donde el Madrid de Bale y Cristiano se verá las caras con el Barça de Neymar y Messi. Ancelotti contra El Tata.
Un poco de agua y un poco de fútbol, por favor, para olvidar las penas de la sentencia Parot y la crisis -’las penas son de nosotros, las vaquillas son ajenas’, que rezaba la canción-, para lavar las heridas y regar las plantas de las rosadas camelias otoñales que ya están al llegar.