El abusivo rodillo del PP en el Parlamento
No sabemos si el Gobierno y el Grupo Parlamentario del PP se declararían contentos y aliviados si la toda Oposición en pleno decidiera no asistir a las sesiones parlamentarias de control al Gobierno en vista de la continua descalificación de los portavoces y diputados de la oposición que suelen hacer el presidente Rajoy y sus ministros cada vez que estos les preguntan algo en relación con sus decisiones o por cuestiones de interés para el conjunto de los españoles. Porque esta ausencia de la Oposición podría llegar a ser una realidad justa y razonable si las cosas siguen así.
En España no solo hay que cambiar la política económica, aquí y en la UE, por los pésimos resultados habidos en los últimos meses y los que anuncian los analistas internacionales de la UE y el FMI que no son buenos sino peores y con alto riesgo de estancamiento crónico como decía ayer el FMI. También tiene que cambiar la actitud de la clase política ante la corrupción con medidas legales más estrictas y con obligada depuración de las responsabilidades políticas además de las penales, civiles o administrativas.
Y a no perder de vista los modales que se están imponiendo en la vida pública donde los gobernantes de turno, es decir los del PP, acaban de imponer la fórmula de las declaraciones televisadas a través de un plasma, o las ruedas de prensa sin preguntas, o las continuas reuniones secretas de Rajoy con otros dirigentes. Y por fin está el ‘rodillo’ o el uso abusivo de la mayoría absoluta del PP tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado, lo que deja a la oposición sin margen de actuación y sumida en una más que lamentable y reiterada descalificación de su labor de control como ocurre con el PSOE y otras formaciones políticas.
Ayer una vez más, hemos visto al presidente Rajoy descalificar en el Congreso de los Diputados la intervención de Alfredo Pérez Rubalcaba -y lo mismo suelen hacer los miembros del Gobierno en las sesiones de control con otros diputados- con el argumento de ‘vosotros lo hicisteis peor cuando estabais en el Gobierno’. Ya está bien de ese discurso escapista y trasnochado mirando hacia atrás más de un año, porque de lo que se trata aquí y ahora es de lo que ocurre en España en este mismo momento.
Y de saber lo que hace y por qué lo hace el Gobierno de la nación al que debe de controlar el Parlamento, y que debe responder con datos y con argumentos a las preguntas de los diputados. Y no es de recibo que Rajoy, o sus ministros, eludan las cuestiones de la máxima actualidad y de interés general para los ciudadanos con un simple ‘y tú más’ o ‘tú lo hiciste peor’, o algo parecido.
Ello demuestra no solo un desprecio al Parlamento, que en teoría representa la soberanía popular, sino también a la oposición a la que luego el presidente o sus ministros en reuniones secretas le piden consenso, pactos o ayudas para las llamadas cuestiones de Estado o de especial sensibilidad. No se puede decir a los partidos de la oposición lo de yo con usted no hablo, ni utilizar actitudes de menosprecio a la oposición desde el poder Ejecutivo y sobre la base de la mayoría absoluta. Eso es antidemocrático, un recuerdo del partido único del anterior régimen, y supone en la práctica la anulación de la sesión de control al Gobierno.
Y luego se quejan desde el palacio de la Moncloa del desprestigio de la clase política que ellos mismos fomentan en contra de sus adversarios con unas declaraciones y unas maneras impropias por quienes deben garantizar el funcionamiento de la vida política y la cortesía democrática ante los pocos controles del poder que ofrece el sistema político español. Esperemos que lo malos modales del Gobierno del PP cambien, de lo contrario la oposición y al menos los periodistas democráticos tendrán que responder a semejante provocación y abuso de poder.