El fantasma es Mourinho
Mourinho habla demasiado y juega poco, “el puto jefe”, como le llamó Guardiola en respuesta a una agresión del portugués, tiene una buena parte de la responsabilidad de la derrota del Real Madrid en el primer partido de semifinal de la Champions donde un genial Messi llevó al Barça a la victoria tras quedar el Madrid con solo diez jugadores por la injusta expulsión de Pepe que desequilibró un partido donde los blancos no jugaron bien y en ningún momento representaron el menor peligro para la portería de Valdés. Pero el portugués, lejos de reconocer sus errores y además de criticar el error del árbitro por expulsar a Pepe, se lanzó por la pendiente de su verborrea habitual y denunció una conspiración de la UEFA a favor del Barca, como si viera fantasmas por todos los campos de Europa cuando en realidad el fantasma era él.
Mourinho, también expulsado por mofarse del árbitro, es muy responsable de la derrota porque el Madrid jugó mal y a la defensiva, antes y después de la expulsión del Pepe, hasta el punto que el propio Mou confesó en su rueda de prensa final que buscó el 0-0. Pero el portugués justificó el mal juego del Madrid y la posterior derrota con la teoría de una conspiración de la UEFA –en la que metió a Villar y a la Unicef- a favor del Barcelona y recordó lo ocurrido en partidos anteriores del Barça frente al Chelsea, el Inter y el Arsenal. Llegando a decir que esta eliminatoria está perdida para el Madrid y que a Guardiola debería darle vergüenza ganar la Copa de Europa con la ayuda de los árbitros de la UEFA, lo que es una infamia impropia de un entrenador de gran nivel y algo nunca visto en el banquillo del Real Madrid.
Es verdad que la expulsión de Pepe ha sido injusta –solo mereció tarjeta amarilla- pero eso facilitaba pero no debía garantizar la clara victoria del Barça. Además Mourinho habló ayer como si este Barcelona no jugara bien al futbol, no fuera líder de la Liga nacional por sobrados méritos, no hubiera ganado varios campeonatos internacionales y nacionales, y como si no fuera cierto que el núcleo duro de este Barça ha sido la espina dorsal de la selección española que ganó el mundial de Sudáfrica. Por lo que las palabras de Mourinho para justificar la derrota del Madrid y la suya propia fueron impresentables y estaban fuera de lugar.
El portugués se equivocó primero agrediendo a Guardiola antes del partido y luego presentando otra vez una estrategia ultra defensiva que no creo ninguna oportunidad de gol para el Madrid y que permitió a los catalanes dominar el encuentro (más del 70 % de posesión del balón), dejando en el banquillo sus arietes, Benzemá, Higuaín y Adebayor, aunque este último entró en segundo tiempo para sustituir a un Ozil que no tenía nada que hacer en un equipo ultra defensivo que no buscaba el ataque y no tenía el balón.
Luego vinieron las tensiones del descanso y la expulsión del portero suplente de Barça, Pinto, desde el banquillo y llegó el segundo tiempo a partir de un 0-0 que beneficiaba al Barça. Y a partir de ahí comenzaron los problemas con la expulsión de Pepe con tarjeta roja directa por una dura entrada que solo mereció amarilla. Y Mourinho, en vez de controlarse y adaptar el equipo a la nueva situación, volvió a dar su particular espectáculo- el enésimo e impropio de un Club como el Madrid- se mofó del árbitro y se ganó su propia expulsión del banquillo cuando mas falta hacía su presencia, para acabar viendo desde la grada la derrota de su equipo y la mágica aparición de Messi que marcó dos goles antológicos. El primero con un remate en la línea de gol y el segundo en jugada personal y con largo regate a toda la defensa blanca. O sea, injusta expulsión de Pepe, mal partido del Madrid, dos golazos de Messi y impropia declaración de Mourinho que, como dijo Guardiola, gana en la sala de prensa pero pierde en el campo. Ayer incluso perdió en la sala de prensa con su teoría de la conspiración de la UEFA, otra agresión a Guardiola y anunciando que el Real Madrid ya está fuera de la Champions, mientras Valdano afirmaba todo lo contrario y ponía su esperanza en una valerosa reacción del Madrid.