Cospedal y la churrería de TVE
Se ha quejado Cospedal de parcialidad de TVE a favor del PSOE, pero no se queja la secretaria general del PP de ese pacto anti democrático y contra la libertad de expresión que su partido y el PSOE han establecido para imponer a los medios audiovisuales privados un reparto de tiempos electorales similar al que impera en los medios públicos. De la misma manera que ninguno de los dos partidos se quejan de la moda de las declaraciones sin preguntas de los medios, o de los publirreportajes electorales que los dos partidos colocan en las televisiones, o de las escasez de oportunidades que Rajoy y Zapatero ofrecen a todos los medios de televisión de ruedas de prensa abiertas, o de la marginación habitual de los medios de internet.
Acostumbrados como están unos y otros a los medios de partido (donde gana el PSOE), a sus respectivas escuderías de tertulianos y a sus trucos de propaganda, el campo de la batalla mediática se centra ahora en TVE. Esa cadena que presume sin sonrojo de independencia y de periodismo, y que cada vez se parece mas a una churrería que a un medio de comunicación. Aunque eso sí los churreros o directores de los informativos y de los programas y los presentadores de telediarios y de programas de tertulia de TVE son todos del PSOE o adictos, mientras que a los del PP solo les toca su cuota de tertulianos (que suelen ser seleccionados por el propio partido) y de noticias y comunicados oficiales que salen como churros, uno tras de otros, sin crítica alguna ni valoración profesional.
De manera que los telediarios se han convertido en nuevas ediciones del viejo NODO pero en color donde se ponen las noticias una tras de otra en tediosos y largos programas donde el gobierno, por su actividad institucional, se lleva la parte del león.
Basta asomarse a los primeros telediarios de Inglaterra, Estados Unidos o Francia, para comprender lo que es un informativo televisado profesional e independiente en los que manda la información, con sus apoyos de opinión, documentación e investigación, que se suele centrar casi siempre en los tres o cuatro grandes temas del día, y no en una treintena sin valoración y presentados todos igual. A ello hay que añadir que en esos países democráticos los actos institucionales no entran en los telediarios salvo que en ellos se produzca una noticia de relevancia especial.
De manera que ¿de qué se queja la señora Cospedal? Solo debe contemplar lo que hace Telemadrid, que además del oficialismo favorable al PP añade el sectarismo, insultos o descalificaciones a sus adversarios del PSOE, para que la secretaria general del PP revise sus quejas. O que mire lo que hace la televisión valenciana, la que, por cierto, poco o nada tiene que envidiar a la andaluza pro PSOE, o a TV3 catalana pro nacionalistas, y así hasta el infinito. Y eso sí, todas las televisiones oficiales y autonómicas deficitarias y con ayudas de los presupuestos públicos del Estado, o de cada una de las ruinosas autonomías.
¿Qué periodista independiente y de prestigio ocupa hoy un puesto de responsabilidad en TVE? Ninguno. Priman los periodistas funcionariales, o partidistas, e imperan en los programas de debate las cuotas partido, sexo, periódicos de papel -¿y por qué no digitales de internet?-, porque de esa manera Oliart evita problemas con otros medios y con los partidos políticos que, por lo general, no quieren que el periodismo de calidad e independiente mande o dirija los informativos de TVE, como las televisiones privadas de alcance y gran audiencia nacional que hacen lo mismo. Al tiempo que las televisiones minoritarias digitales andan perdidas en espectáculos lamentables donde el esperpento suele sustituir a la calidad y la verdad.
El problema de la información y la opinión en los grandes canales españoles, públicos y privados de tv es de libertad, independencia y profesionalidad. Pero nada de eso quieren los grandes partidos con Zapatero como con Aznar. Ahora le toca al PSOE la ventaja y si ganara el PP las elecciones harán igual a su favor, y así hasta la eternidad. O sea, que no se queje mucho la señora Cospedal.