El BCE a los de los mercados: no jodan
Incertidumbre, volatilidad, aceleración… son conceptos habituales, tópicos en cualquier presentación de tipo económico que abundan estos días. Todo ello lo vemos en tiempo real durante las últimas horas. Las tasas de inflación disparadas a cotas de casi dos dígitos durante los últimos meses han puesto en el disparadero a los bancos centrales (independientes y competentes) y sus estrategias monetarias. La inflación es una cuestión monetaria, por tanto, responsabilidad de los guardianes del dinero, a ellos les toca poner coto. Pero la actual elevación de los precios energéticos no es solo cuestión monetaria, también hay factores de oferta, de coste de materias primas que nada tienen que ver con el dinero disponible.
Los mayores costes energéticos imponen empobrecimiento de los compradores que pueden asumirlo o endosarlo a otros con aumentos de precios. Así llega la inflación inducida, de segunda ronda, que limita la capacidad de compra y concluye en recesión. Para limitar los precios los bancos centrales reducen el dinero en circulación encareciéndole; un medio que también puede llevar a una recesión (paso atrás) que permita recuperar fuerza para luego crecer.
Lo que ha ocurrido estos días es que ante la expectativa de aumentos de precio del dinero lo agentes de los mercados han tratado de adelantarse y colocarse en ventaja. Lo han hecho calificando los riesgos, es decir con primas de riesgo a los más endeudados y con menos capacidad de pago. En muy pocas horas los bonos de los débiles: Italia, España, Grecia… han visto crecer sus tipos de interés (hasta el 3 y 4%) frente al 1,5% de los bonos fuertes. Ora vez la dinámica norte/sur, austeros y pródigos.
Lo que inquieta ahora al BCE es la “fragmentación” del mercado de bonos soberanos, el cuestionamiento de la estabilidad del euro. Por so tiene que por un lado doblegar la inflación y por otro estabilizar la deuda. De alguna forma es algo así como soplar (y sorber; reducir la masa monetaria y financiar las deudas soberanas.
España se sitúa en la zona de sombra, demasiada inflación, demasiada deuda, demasiado déficit y escasa productividad. Al gobierno lo que le gusta es repartir, subvencionar, incrementar derechos de incierto futuro , colocarse en la zona estupenda sin reformar nada, sin sembrar ni prevenir, con el providencialismo de que otros (Europa, el BCE, santa Rita…) le hagan el trabajo.
El Euribor ha escalado en una semana lo que se esperaba para fin de año. No quiere decir que todas las hipotecas se encarecen de golpe, lo harán a medida que venzan plazos, peor eso significa otro empobrecimiento como las subidas de precios energéticos que hay que asimilar con productividad, con más y mejor trabajo. Pero de eso ni palabra.
Frente a los que está ocurriendo a gran velocidad, vientos en contra, el pacto social, de precios y rentas, es la única medida paliativa para repartir los costes. Pero tampoco hay avances. El BCE pide a los mercados que no fastidien, pero éstos ven un futuro poco claro y tratan de cubrirse porque no se fían. Volvemos a la casilla de 2010, por otras razones, pero con semejante trayectoria y efectos. .